Bosch y Fidel, dos gigantes del Caribe

Bosch y Fidel, dos gigantes del Caribe

ANTONIO PEÑA MIRABAL
palomaernesto@hotmail.com
El pasado 18 de febrero de los corrientes, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, doctor Fidel Castro Ruz, dirigió un mensaje escrito a su pueblo y al mundo, mediante el cual expresaba que “no aspiraría ni aceptaría el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe”, para lo cual expuso razones de salud.

 La noticia no era esperada, por lo que impactó a nivel mundial. Desde hace casi dos años, los medios están atentos al estado de salud del líder cubano, nunca esperaban un desistimiento para optar seguir dirigiendo el gobierno, ya que lo hacía indirectamente a través de su hermano Raúl. El Caballo, como le dicen a Fidel en Cuba, ha visto reducir sus energías físicas para seguir frete al gobierno. Su gesto de dar paso a un nuevo equipo de gobierno sin él, solo es común en los grandes hombres de la historia, ya que muchos se aferran tanto al poder que hay que echarlos de mala forma. Con la siguiente expresión Fidel lo dijo todo: “traicionaría mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer”.

En el año 1994, inmediatamente transcurrido el traumático proceso electoral caracterizado por irregularidades que impidieron el acceso al poder del doctor José Francisco Peña Gómez, el profesor Juan Bosch, líder del PLD, se despidió de la lucha política activa, aduciendo igual que Fidel ahora, razones de salud. En aquel momento Bosch también reconoció sus limitaciones físicas para seguir al frente del PLD y decidió apartarse de la dirección del partido, ofertando la oportunidad de dirección de la organización a una camada de dirigentes históricos que supieron enrumbar al partido por los senderos que lo llevaron al poder dos años más tarde. Tenía Bosch en aquel entonces 85 años de edad, de los cuales más de 60 fueron entregados a las mejores causas de nuestro pueblo. Hoy tiene Fidel casi 82 años de edad (lo cumple en agosto), y de esos, más de 60 han sido también destinados, a igual que Bosch, a la lucha de su pueblo y a la lucha de los oprimidos del mundo.

Bosch y Fidel son dos gigantes del Caribe, que les tocó vivir en sociedades con dimensiones sociales, económicas y políticas por debajo de las capacidades y potencialidades mostradas por ambos. Cuando Bosch deja al PRD para formar un nuevo partido político contaba con 64 años, edad respetable para iniciar cualquier nueva empresa, edad en la que muchos se retiran a la tranquilidad de sus hogares a disfrutar de la acumulación de bienes y riquezas. Solo su dedicación, capacidad organizativa y su referencia ética, hicieron posible que el pueblo dominicano le respaldara en su nuevo proyecto. Estaba convencido que el nuevo partido, el PLD, tal como lo había concebido calaría en la sociedad dominicana, y que solo era cuestión de unos años para alcanzar el poder. Solo necesitó Bosch 17 años para colocar al PLD como opción de poder, lo que indica con claridad la grandeza de este hombre que siempre tuvo como norte el bienestar de su pueblo y nunca el interés particular. Esto lo convierte en un gigante de la historia de la República y en un referente obligatorio al momento de escribir la historia política dominicana del Siglo XX.

Tal como le escribió el Che a Fidel en su carta de despedida, refiriéndose al desempeño de éste en la crisis de los misiles, “nunca antes brilló más alto un estadista”. Se refería a la actitud asumida por Fidel al momento de los norteamericanos descubrir que la URSS desplazaba misiles en territorio cubano que afectaban la seguridad nacional norteamericana. La respuesta que Fidel ofreció en 1986 al gobernante soviético Mijael Gorvachov, cuando trató de persuadirlo para que implementara en Cuba su glasnot o perestroika, fue una acción que lo situó por encima del propio Gorvachov.

El manejo dado por Fidel al “período especial”, época en que Cuba se quedó sin el apoyo de la URSS, fue una muestra de que ese hombre estaba hecho para gobernar una sociedad superior a la cubana. Mantener en estado de delirio por cerca de 50 años a todo un pueblo que le admira y respeta, es parte de la grandeza de Fidel y lo convierte a igual que Bosch,  en un gigante del Caribe, que nacieron y vivieron para servir.

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