Bosch y Rothbard

Bosch y Rothbard

Su encuentro fue breve y se ha mantenido en secreto.  Coincidieron por unas horas en un aeropuerto alemán.  Bosch rompió el hielo hablando de las coincidencias de su tesis “Pentagonismo” con las denuncias de un congresista americano.  Le citó, por ejemplo, cómo casi de manera simultánea ambos criticaban el aumento exponencial de los gastos militares, el respaldo que la participación en cada conflicto armado generaba en más sectores de la población, especialmente, del apoyo de científicos, intelectuales y medios de comunicación.   El Profesor sonrió satisfecho cuando Murray le explicó que también a finales de los años sesenta escribió en esos términos y  expuso a su país como el agresor y motor de la Guerra Fría.

Bosch dijo que Stalin la condujo de manera magistral. Al punto de ser patético, añade Rothbard. Su interés principal fue la consolidación interna y proteger sus fronteras de naciones adversas, como demuestra la diferencia entre Finlandia y Polonia.  Por temor a Estados Unidos, además, Stalin dio la espalda y hasta llegó a sabotear  movimientos comunistas en otros países, al mismo tiempo que los americanos suprimían, por todo el mundo,  gobiernos o revoluciones que sospechaba de izquierda.  Que en mi caso, Sr. Murray, además del golpe de Estado y el aborto a la rebelión, se añade el uso de la fuerza de ocupación para torcer elecciones.

 Rothbard manifiesta su solidaridad y dice coincidir en que la oposición al militarismo fue una idea de los padres fundadores que fueron socavando las guerras, pero difiere en la apreciación de su colega sobre su trayectoria histórica y actual relevancia.  Mark Twain ofrece la oportunidad de intercambiar pinceladas literarias y a Rothbard presentar su importancia en la Liga Antiimperialista Americana.  El escritor presidió por unos años este movimiento de intelectuales y empresarios, seguidores de la filosofía liberal clásica, que se opuso a la guerra contra España de 1898.  También recuerda Murray que en 1941 la extensión de la conscripción pasó por apenas un voto en el congreso, evento que hizo posible la participación en la guerra mundial.  Cuenta de su participación activa en diferentes organizaciones contra el draft y las intervenciones armadas, porque los principios liberales exigen como requisito de paz y tolerancia.  

De ahí un breve salto al espinoso tema la propiedad de la tierra. La lucha contra el latifundio la llevé a la Constitución del 63; nuestros liberales no investigaron que esas tierras pasaron a ser privadas por  expropiaciones, robos y privilegios monopólicos, perdiendo la oportunidad de apoyar, por ejemplo, a los campesinos zapatistas. “Achtung”, interrumpe Lufthansa con información de vuelo. Concentrados en descifrarla nos sorprende Sofía con un “¡Papi tómate la pastilla de la presión!”, la infantil y tan útil estridencia de mi alarma matutina. 

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