Bosquejo del zapato

Bosquejo del zapato

A propósito del incidente escenificado por el periodista que le lanzó sus zapatos al Presidente norteamericano, George W. Bush, cuando ofrecía una rueda de prensa en la ciudad de Bagdad, lo que ha suscitado comentarios al granel; inclusive un joven británico ha creado un juego en Internet, en el cual los jugadores pueden lanzarles sus zapatos al presidente estadounidense, ha trascendido que lanzarles los zapatos a alguien, supuestamente usados, constituye en aquella ciudad una demostración de repudio y desprecio para el atacado; como se ve, el zapato en estos casos queda muy mal parado.

Se hace necesario, pues, rescatarlo y llevarlo a una mejor postura. La palabra nos viene del idioma turco “Zabata”, y se le define, según el Diccionario de la Lengua Española, como: Calzado que no pasa del tobillo, con la parte inferior de suela y lo demás de piel, fieltro, paño u otro tejido.

Existen los zapatos papales; son aquellos que se calzan sobre los que se traen de ordinario, y sirven para mejor abrigo o para andar por las calles en tiempos de lodos; se les llama de esa manera por la semejanza de los que usa el Papa en las funciones eclesiásticas.

Según los expertos, el zapato clásico es el de alas sujetas por cordones, cuyas líneas se adornan con pequeños orificios, prefiriéndose el color negro o marrón oscuro.

En sentido figurado, el refranero popular y los diccionarios de consultas obligadas traen varias referencias sobre la mencionada prenda de vestir, que nos ayudan a definir ciertas situaciones de la cotidianidad. Veamos: “Dime qué zapatos usas y te diré quién eres”; cuando una persona procede con mucho recelo y recato, es que anda con “zapatos de fieltro”, para señalar la penuria económica de una familia, que tiene que acomodarse en espacio reducido, se dice que viven “como tres en un zapato”.

Para indicar que se es superior al otro, se firma que este otro “no le llega a la suela del zapato”.

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