Botón de muerte pediátrica

Botón de muerte pediátrica

En la jerga de nuestros antepasados era frecuente escucharles decir: “Para muestra basta un botón”. Dicha frase implicaba que se aceptaba como representativa genuina del todo la porción recibida. El caso al que voy a referirme dibuja de cuerpo entero la complejidad del tema de las muertes infantiles en la República Dominicana. La narrativa empieza con una madre quinceañera quien cursaba con su primer embarazo. Había asistido religiosamente a todas las citas prenatales, siendo vacunada y tratada por infección urinaria con respuesta satisfactoria. A las 39 semanas de gestación fue sometida a una intervención quirúrgica tipo cesárea, debido a que no progresaba la labor normal de parto, a causa de una desproporción entre el tamaño de la cabeza del feto y la pelvis materna. Se extrajo un niño a término de talla y peso adecuados, quien a las 72 horas no experimentaba aún sus primeras evacuaciones. La adolescente y su hijo fueron enviados a la casa pero a la semana fue necesario ingresar al niño a causa del estreñimiento marcado e ictericia. En la interconsulta con cirugía pediátrica se diagnosticó: “Obstrucción intestinal, probable megacolon congénito, descartar tapón meconial”. Ya en casa el bebé mostraba un vientre distendido acompañado de llanto. Cuarenta días después de nacido el niño expulsaba escaso moco por el ano y su vientre estaba marcadamente dilatado y doloroso, siendo conducido de inicio al hospital pediátrico y de allí al hospital de Barsequillo, del municipio de Haina, donde expiró. El cadáver del menor fue llevado al Instituto Nacional de Patología para fines de autopsia.
La necropsia se realizó en horas de la tarde, el martes 12 de febrero de 2019. El abdomen estaba muy distendido y al abrirlo se notó la salida de abundante material purulento mezclado con heces fecales. El intestino grueso proximal desde el apéndice cecal hasta el recto tenía el aspecto de un enorme globo de cumpleaños, evidenciando una perforación cercana al extremo distal que estaba estrechado. La parte interna del intestino contenía múltiples aéreas ulceradas lo que se interpretó como una enterocolitis con perforación, seguida de una peritonitis y sepsis generalizada. La causa básica de muerte resultó ser la enfermedad sospechada de inicio, es decir, un megacolon congénito. Se le acredita al botánico y anatomista Ruysch haber descrito esta afección en el año 1691. La entidad lleva el nombre de Enfermedad de Hirschsprung en honor al patólogo Harald Hirschsprung quien en 1886 evidenció el mal a través de una autopsia. El padecimiento se identifica en uno de cada cinco mil niños nacidos vivos, pero del 3% al 5% de los pacientes con el Síndrome de Down sufren de ese mal. La interrupción del tránsito del bolo fecal se debe a la ausencia congénita de células nerviosas ganglionares, en uno o varios segmentos del intestino grueso, lo cual impide el movimiento peristáltico normal. El tratamiento de la enfermedad es quirúrgico. ¿Cuáles fueron las razones por las cuales este caso tuviera que seguir un curso fatal, sin que permitiera hacerse el diagnóstico definitivo, y consecuentemente el tratamiento requerido?
Tendremos mucha tela por donde cortar. Hay tareas sociales, culturales, económicas, asistenciales, gerenciales, clínicas y quirúrgicas pendientes a evaluar. Lo real, verdadero, concreto y doloroso es que una adolescente madre con tan solo 15 años perdió a su primer hijo a los 40 días de nacido. Probablemente un fallecimiento evitable con un manejo oportuno.

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