Brasil.- Ni siquiera en los tiempos de Pelé, Brasil fue tan amo y señor del mundo entero como lo es ahora. Campeón entre los campeones a nivel de selecciones y de clubes, y con Ronaldinho como el soberano de la realeza, Brasil es la síntesis de la perfección, en un año ensombrecido por escándalos con arbitrajes y el racismo a flor de piel en Europa.

Además de haber quedado primero por cuarto año consecutivo entre las selecciones en el ranking de la FIFA, Brasil se alzó con la Copa de las Confederaciones en Alemania y cerró el año atrapando el campeonato mundial de clubes gracias a Sao Paulo, que además es el campeón de la Copa Libertadores.

Por si esto fuese poco, Brasil es el actual monarca mundial y de la Copa América, y en el hemisferio sur ganó las eliminatorias para la gran cita en Alemania en menos de medio año.

En 1962, con Pelé, Brasil fue campeón mundial en Chile, mientras que Santos se consagró como el mejor entre los clubes al ganarle la final al Milan de Italia. Por esas épocas, no había la cantidad de torneos internacionales de hoy en día.

Lejos de esta fenomenal actualidad de Brasil, el resto debió conformarse con migajas: Argentina fue campeón mundial sub20, en Holanda; y México se consagró rey en el sub17 de Perú.

Estos torneos juveniles sirvieron para la fantástica irrupción del argentino Lionel Messi, afianzado en la primera división del Barcelona, y de Carlos Vela, quien con apenas 16 años acaba de ser transferido por las Chivas de Guadalajara al Arsenal de Inglaterra.

Messi, de 18 años, juega al lado de Ronaldinho, coronado por segunda vez consecutiva como el Jugador del Año de la FIFA, venciendo al inglés Frank Lampard y al camerunés Samuel Eto’o. Imantador de multitudes, Ronaldinho se impuso en la votación de los técnicos y capitanes de las selecciones nacionales, con 956 puntos, superando ampliamente a Lampard, del Chelsea inglés, quien recibió 429 puntos. Eto’o, su compañero en el Barsa, quedó tercero con 190 puntos.

Con sus goles y gambetas, Ronaldinho llevó en mayo al Barcelona a su primer título en la liga española en seis años.