RIO DE JANEIRO (AP) _ Los cariocas tienen grandes ambiciones y esperan que los 15tos Juegos Panamericanos que arrancan el viernes no sólo sean un nuevo motivo de orgullo para su ciudad, sino que también demuestren que Brasil está preparado para organizar eventos mayores.   Muchos brasileños creen que el éxito de los Juegos los ayudaría en sus postulaciones a las sedes del mundial de fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016.

   Alrededor de 1.800 millones de dólares se invirtieron en la organización, incluyendo construcción y renovación de estadios, villa olímpica y otras instalaciones. El gasto es casi ocho veces superior de lo originalmente proyectado.

   Buena parte de los recursos se destinaron a un omnipresente dispositivo policial y militar de seguridad, en una ciudad que considerada una de las más peligrosas del mundo, pero no se informó de incidentes mayores en las horas previas a la inauguración de los juegos.

   En las semanas recientes, sin embargo, la policía y bandas de traficantes de drogas se enfrentaron en encarnizados combates en una barriada pobre, con un saldo de 23 muertos y más de 65 heridos en menos de dos meses.    En la víspera de la inauguración, los organizadores recibieron una buena noticia en materia de seguridad: funcionarios policiales que habían anunciado una huelga en demanda de mejoras salariales, la postergaron para después de los juegos «por respeto a los ciudadanos» de Río.

   La millonaria inversión parece haber rendido frutos.

   «Creo que Río 2007 serán los mejores Juegos Panamericanos hasta ahora», dijo el presidente de la Organización Deportiva Panamericana, el mexicano Mario Vázquez Raña.

   Dirigentes y aficionados locales muestran igual confianza.

   «Todo se ve excelente», dijo Beto Roberto, un obrero de la construcción, de 35 años. «Los estadios están listos, la ciudad está impecable, y sólo hay que esperar que empiecen las competencias».   El jueves se habían vendido ya más de 800.000 boletos para las distintas competencias.   En algunos estadios los trabajadores daban los toques finales o resolvían problemas menores de última hora.