RIO DE JANEIRO (AP).– Brasil construirá siete plantas nucleares, anunció que fue criticado ayer, miércoles, por los activistas del medio ambiente para quienes la energía atómica es demasiado cara, sucia y obsoleta.

El ministro de Ciencia y Tecnología Sergio Rezende indicó que Brasil ampliará su generación eléctrica nuclear y reducirá su dependencia de la energía hidroeléctrica.

El gobierno concluirá la construcción de la planta Angra 3 cercana a Río de Janeiro y levantará otra cada dos o tres años, dijo Rezende el martes al servicio brasileño de la BBC durante una visita oficial a Londres.

El objetivo es generar con tecnología nuclear el 5% de necesidades energéticas brasileñas, frente al 0,5% actual, agregó.

«La energía nuclear debe ser parte de la matriz energética brasileña’’, agregó Rezende. «No puede seguir siendo considerada una Cenicienta’’.

L organización activista Greenpeace dijo seguir oponiéndose a la energía nuclear.

«La situación es exactamente la misma que hace 10 ó 20 años’’, dijo Guilherme Leonardi, coordinador de Greenpeace, en una entrevista telefónica desde Sao Paulo. «La energía nuclear es cara, sucia, con un riesgo inherente de terrorismo, y abandona nuestro gran potencial de energía alterna’’.

Brasil cuenta con dos centrales nucleares en servicio, Angra 1 y Angra 2, en la ciudad costera de Angra dos Reis, a 178 kilómetros al sur de Río.

Angra 1 fue construida por Westinghouse, mientras que Angra 2 fue parte de un acuerdo para la construcción de hasta seis plantas nucleares firmado por la dictadura militar brasileña y la firma alemana Kraft Werk Union. Empero, la dictadura concluyó en 1985, y el programa nuclear quedó atascado cuando Angra 3 estaba medio terminada.

Brasil y Alemania negocian un nuevo acuerdo de cooperación energética que excluirá la energía nuclear, conforme a la política germana de desactivar sus 19 reactores nucleares para el 20021.

Brasil seguirá un sendero diferente, dijo Rezende.

Conforme al nuevo Plan Nacional de Energía Nuclear, que seguramente será aprobado este año, ambas plantas serán levantadas en el noreste del país, una de las regiones más pobres y secas de Brasil, dijo Rezende.