Brasil de fiesta, ladrones también

Brasil de fiesta, ladrones también

RIO DE JANEIRO .- La ciudad ya está bajo el dominio del carnaval, temporada de fiestas para todos los brasileños, incluso para los ladronzuelos que aprovecharon la confusión y se llevaron de un museo en Río cuadros de Picasso, Dalí, Matisse y Monet.

En el centro de la ciudad el sábado unos 50.000 personas seguían a la banda Cordao da Bola Preta, fundada en 1918 y que tradicionalmente hace su presentación de carnaval el sábado. «El mejor carnaval del mundo es éste’’, dijo Meire Rosa Ferreira. «Porque aquí no hay peleas, ni violencia, todo es maravilloso’’, agregó.

La fiesta sabatina de Bola Preta no sólo es una de las oportunidades más seguras de festejar el carnaval, sino que además es la banda favorita de las familias con chicos.

Pero como generalmente las fiestas de carnaval involucran multitudes, las fiestas son la oportunidad perfecta para los carteristas.

Aunque este carnaval arrancó con algo más ambicioso. Pistoleros sacaron provecho de un desfile callejero el viernes tarde para entrar en el horario de visita normal del museo, en el distrito de Santa Teresa, sobre las colinas de la ciudad y mientras los tambores de samba retumbaban en la calle, los ladrones cargaron con «El Baile’’, de Pablo Picasso, «Los Dos Balcones’’, de Salvador Dalí, el «Jardín de Luxemburgo’’, de Henry Matisse y «Marina’’, de Claude Monet.

Según informes de la prensa local, los asaltantes utilizaron granadas para amenazar a los guardias de seguridad y retuvieron brevemente a por lo menos nueve personas que visitaban el museo.

«Los bandidos que nos robaron no estaban nerviosos. Me sorprendió la velocidad del robo’’, dijo David Gee, turista de Nueva Zelandia, al diario O Globo.

Los ladrones obligaron a los guardias a apagar las cámaras de seguridad del museo y luego escaparon en medio de la multitud que cruzaba la calle en medio de un desfile callejero.

La directora del museo Vera de Alencar dijo que el robo pareció ser orquestado por especialistas, probablemente bandas internacionales, de acuerdo con un reporte del servicio oficial de noticias Agencia Brasil.

Pero tal tipo de asaltos no son la norma durante el carnaval.

Sí lo son los robos de carteristas.

«Estábamos en el medio de la muchedumbre, todo el mundo muy pegado… y todo fue muy rápido. Fue muy profesional. Todo lo que sentí fue que mi cartera salía de mi bolsillo’’, dijo Marcelo Jandre de Moura, de 28 años, que llegó desde Araruama, a unos 130 kilómetros al este de Río.

La reputación de criminalidad de Río es tan mala que muchos turistas sienten que ser robado es una parte inevitable de la visita.

Una camiseta muy popular que se vende en la ciudad dice: «Dejé mi corazón en Río… y mi reloj y mi cámara y mi cartera’’.

Río está entre las ciudades más violentas del mundo, con una tasa anual de homicidios de cerca de 50 por cada 100.000 habitantes. Pero ese tipo de violencia raramente sale de las barriadas pobres para llegar a las zonas turísticas.

«Otras ciudades ofrecen toda la ciudad al turismo, nosotros sólo ofrecemos al turista un corredor muy custodiado, en esta zona el crimen no es peor que en otra gran ciudad’’, dijo el alcalde Cesar Maia.

En los últimos años, las autoridades han reforzado las patrullas policiales, creando un departamento especial de policía turística y desplegado cámaras a lo largo de las playas más conocidas como Copacabana e Ipanema, donde ocurre la mayor parte de los pequeños robos.

El año pasado, funcionarios de turismo distribuyeron panfletos llamando a los visitantes a no mostrar sus cámaras y relojes de lujo, a evitar las zonas oscuras por las calles y a no visitar las playas de noche.

La policía dijo que sólo fueron reportados 2.200 robos a turistas, menos de 0,5% de todos los visitantes.

Funcionarios estiman que hasta 600.000 turistas podrían llegar a Río de Janeiro para el carnaval de este año.

El espectáculo central del carnaval de Brasil es el desfile anual de las escuelas de samba, el domingo y lunes por la noche en el Sambódromo de Río de Janeiro.

En el desfile participan las 14 grandes escuelas de samba, en un espectáculo transmitido en vivo por televisión a todo el país.

Cada escuela gasta hasta 2 millones de dólares en decorar carrozas y trajes para hasta 5.000 bailarines que desfilarán al ritmo de cientos de tambores a lo largo de 80 minutos por el corredor central del Sambódromo.

Los fanáticos del carnaval hinchan por sus favoritas con una pasión reservada generalmente para los equipos de fútbol.

Pero en el carnaval hay algo más que el desfile. Más que nunca, la fiesta se está realizando en la calle.

«Incluso si uno no consigue entrar en el Sambódromo, hay muchas cosas pasando por todos lados. Están todas esas grandes fiestas y grupos tocando en las calles. Uno se tiene que unir’’, dijo Ali Mason, un inglés de 29 años que vive en Argentina. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas