Por VICENTE L. PANETTA 
   MARACAIBO, Venezuela (AP) _ Triunfo memorable con un impacto impensado. Brasil goleó 3-0 a Argentina y se consagró campeón de la Copa América por octava ocasión, tal como lo hizo hace tres años en Perú a expensas de su visceral enemigo blanco azul..

   Ni en el 2004 ni ahora Brasil alineó a sus máximas figuras, como sí lo hizo Argentina en ambas ocasiones para tratar de quebrar lo que ahora es una sequía de 14 años sin ganar el campeonato sudamericano.

   «Mucha gente criticaba a nuestro equipo», comentó el astro brasileño Robinho a la televisión venezolana justo después del pitazo final. «­Somos campeones!».

   Robinho terminó como el máximo goleador del torneo, con seis dianas.

   Julio Baptista abrió el marcador a los cuatro minutos, Roberto Ayala aumentó en contra para Brasil a los 40 y Dani Alves a los 69 le puso sello y firma a la goleada.

   Argentina, junto con Uruguay, encabeza el liderazgo de campeones con 14 títulos, mientras que Brasil atrapó ocho, los dos últimos al hilo. La verdeamarela además ha ganado cuatro de las cinco últimas ediciones, y la única que no conquistó en ese período fue en el 2001 en Colombia, donde no participó.

   México se quedó el sábado con el tercer puesto al vencer 3-1 a Uruguay en Caracas.

   El técnico brasileño Dunga consiguió de esta manera su primer título desde que tomó las riendas de la «canarinha» tras el desastre del mundial de Alemania, donde el plantel fue eliminado por Francia en los cuartos de final.

   El técnico argentino Alfio Basile perdió su primera final de Copa América al mando de la albiceleste. El «Coco» se coronó en 1991 y 1993.

   Brasil jugó de lejos su mejor partido del campeonato, mientras que Argentina, una máquina aplanadora al ganar sus cinco primeros desafíos, escogió el peor momento para tener su desempeño más flojo.

   Tras un inicio friccionado, Brasil abrió el marcador con un pase desde media cancha de Elano que Baptista recibió al borde derecho del área. El volante dominó la pelota, enganchó a Ayala y sacó un derechazo alto y fuerte que se clavó en la red.

   Con más empuje que claridad y justeza, Argentina se fue arriba con todo y estuvo a punto de empatar cuando Lionel Messi lanzó un centro que Juan Sebastián Verón bajó de cabeza para la entrada de Juan Riquelme, quien le pegó como venía y la pelota rebotó en un palo.

   Poco después del cuarto de hora fue Brasil el que sembró el pánico, cuando Maicon sacó un remate rasante al que Roberto Abbondanzieri le puso manos de manteca y la pelota se fue al córner, cuando parecía que se le escapaba por debajo de sus dedos.

   Con Messi habilidoso, pero atrapado en el arabesco de sus gambetas, y con Riquelme tomando sol en los alrededores del círculo central, Argentina de todos modos daba la sensación de ser superior ante un Brasil que le dejó la iniciativa.

   Riquelme era por entonces casi un espectador, mientras que Verón inexistente tuvo el empate a los 35 minutos al colocar un disparo a media altura que Doni despejó en una volada magistral.

   Vértigo y habilidad, fueron sinónimos del despliegue de Argentina. Pero eso no es lo mismo que justeza y precisión.

   Eso bien lo sabe Brasil, que le asestó el segundo cuando Ayala trató de interceptar un centro desde la derecha de Dani Alves y mandó el balón como visita indeseada al arco de un sorprendido Abbondanzieri.

   Argentina manejó la pelota, pero los goles los hizo Brasil, que además jugó con la desesperación de su rival cuando de entrada se encontró con un gol en contra.

   En el complemento, Argentina tenía que salir a vender cara su derrota pero nada de eso pasó e incluso se puso en oferta cuando dejó amplios huecos a sus espaldas.

   Pero Brasil se replegó atrás, empezó a hacer tiempo y Robinho no aprovechó los espacios.