Brasil amaneció el miércoles aún sacudida por el deceso del querido y popular comediante y actor de 42 años Paulo Gustavo, una nueva víctima del COVID-19 que estaba en la cima de su carrera
La muerte por COVID de un popular comediante provocó un torrente de dolor el miércoles en todos los sectores de Brasil, una nación que, por lo demás, está profundamente dividida sobre cómo hacer frente a la enfermedad que cada vez afecta más al sector joven de la población.
Paulo Gustavo, de 42 años, murió la tarde del martes en un hospital en Río de Janeiro tras haber pasado casi un mes en la unidad de cuidados intensivos. Sus fans habían comenzado recientemente una vigilia en la calle.
El presidente conservador Jair Bolsonaro, quien tiende a hacer caso omiso de las muertes por COVID-19, escribió un mensaje en su cuenta de Twitter expresando su pesar por el deceso de Gustavo, “quien con su talento y carisma conquistó el cariño de todo Brasil”. Su archirrival de izquierda, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, lamentó el fallecimiento de “un gran brasileño, que celebró a nuestro país con tanta alegría”. El Senado brasileño guardó un minuto de silencio antes de comenzar a trabajar en una investigación sobre la gestión gubernamental de la pandemia.
La muerte de Gustavo se produjo días después de que Brasil superara las 400.000 muertes por COVID-19 reconocidas oficialmente y mientras una variante más contagiosa del virus se extiende por la nación sudamericana.
Sin embargo, el país está amargamente dividido entre quienes instan a intensificar las campañas de vacunación y las medidas de bloqueo y los seguidores de Bolsonaro, quien ha denunciado tales restricciones y menospreciado la gravedad de la enfermedad.
“Vean la realidad. Dejen de negar la gravedad de ese virus”, escribió Hellen Calixto, una usuaria brasileña de Twitter, el martes por la noche. “Creo que muchos como yo no tratamos el virus en serio porque por la misericordia de Dios no llegó a sus familias. Pero seamos serios, gente. íYo seré la primera!”.
El actor, que celebraba su homosexualidad, era ampliamente conocido por interpretar el personaje de “Doña Hermínia”, inspirado en su madre, en programas de televisión, obras de teatro y un trío de películas que vendieron 22 millones de entradas, lo que las convierte en las más taquilleras de la historia en Brasil.
Su personaje más conocido era una madre ruidosa de los suburbios de Río que trataba con humor la homosexualidad de su hijo, de una manera que muchos analistas consideraban útil para normalizar familias con miembros LGBT. A mediados de marzo fue hospitalizado tras contraer COVID-19, una semana después fue intubado por dificultades respiratorias y finalmente necesitó un pulmón artificial.
El artista, que tenía más de 16 millones de seguidores en Instagram, grabó un video con un mensaje de esperanza a fines del año pasado y exhortó a sus fans a cuidarse.
Dijo que aunque los brasileños han cubierto sus sonrisas con mascarillas debido a la pandemia, “no dejaremos de sonreír ni de tener esperanza”. Gustavo representaba una visión estable de la familia gay, que sigue siendo tabú en Brasil para muchos sectores conservadores.
Le sobrevive su esposo, el doctor Thales Bretas, y dos hijos de un año, Romeu y Galel, nacidos en Estados Unidos en agosto de 2019 gracias a dos madres sustitutas. El cantante Caetano Veloso también publicó en redes sociales una foto en la que aparece abrazando a Gustavo.
“El pueblo brasileño está de luto. Y debe reaccionar contra los responsables de nuestra vulnerabilidad ante la pandemia que nos arrebató a esta persona querida”, escribió.