Por Jonathan Wheatley, en São Paulo
Luis Inacio Lula da Silva, el presidente de Brasil, ha consolidado su liderazgo en la carrera electoral de octubre y el apoyo a su gobierno ha alcanzado niveles récord, de acuerdo con un sondeo de opinión publicado esta semana.

La encuesta confirma los resultados de otros estudios recientes que dicen que si las elecciones fueran ahora, el señor Lula da Silva ganaría con una mayoría absoluta que eliminaría la necesidad de una segunda vuelta.

Una segunda ronda de votos es considerada ampliamente como la única esperanza para el señor Geraldo Alckmin, quien fue confirmado el pasado fin de semana como el candidato presidencial del partido centrista de oposición PSDB.

Según la encuesta del martes, encargada por la Confederación de Industrias (CNI) y realizada entre los días 5 y 7 de junio por IBOPE, una compañía de investigación de mercado, el señor Lula da Silva tiene 48% de los votos, comparados con 18%-19% del señor Alckmin, dependiendo de que otros candidatos estén incluídos.

Los resultados muestran que la aprobación del gobierno por los electores subió a 44% de 38% en el sondeo anterior de CNI-IBOPE, realizada en marzo, superior al 43% registrado durante el primer año del señor Lula da Silva en el gobierno.

La tasa de aprobación personal del presidente subió de 55% en marzo a 60%, inferior al 70% que logró hace tres años, pero el nivel más alto desde que estallara el escándalo de corrupción que hizo que decayera el respaldo al presidente y al gobierno hace poco más de un año.  La encuesta indica que la oposición no supo aprovechar el escándalo y la consecuente “parálisis” del gobierno el año pasado.

Los electores han estado más impresionados por las buenas noticias sobre la economía de los últimos meses. La inflación de los precios al consumidor ha caído dentro de la meta del gobierno de 4.5% este año, impulsando el poder de gasto del electorado natural del señor Lula da Silva entre los pobres y vindicando el mantenimiento de altas tasas de interés por el banco central, a pesar de las protestas de los líderes de los negocios y los políticos de todos los bandos.

Los electores más pobres también agradecen los programas de apoyo a los ingresos del gobiernos, mientras que el consumo se ha visto impulsado por una mayor disponibilidad de créditos, especialmente mediante nuevos préstamos a los consumidores garantizados por las nóminas o derechos a pensiones.

Los economistas han estado advirtiendo que Brasil no logrará un crecimiento sostenido a menos que enfrente los graves problemas fiscales, como el exceso de gasto en la nómina pública y las pensiones. (Trad. IPC)