Brasil, Lula y Medina

Brasil, Lula y Medina

La primera experiencia internacional del Presidente electo Danilo Medina, una breve pero intensa gira a Colombia y Brasil cumplida al mas alto nivel,  ha sido netamente provechosa y puso sobre el tapete las líneas maestras, el como y con quien enfrentará desde la mansión ejecutiva la acuciante problemática que persiste en la economía, la inseguridad ciudadana, la educación, el suministro energético, el desempleo y la lucha contra la pobreza.

En Colombia, la primera etapa del sustancioso periplo, fue recibido por el Presidente Juan Manuel Santos en el Palacio de Nariño; allí avanzó acuerdos sobre seguridad, en la lucha contra el narcotráfico, electricidad y el impulso de programas oficiales para las medianas y micro empresas.  Pero el paradigma de Medina estuvo representado en la última etapa de su exitoso viaje: Brasil y la gestión de ocho años de Luis Inacio Lula da Silva, seguida cuasi a pie juntillas por su aventajada discípula, la presidenta Dilma Rousseff.

De ella obtuvo en el Palacio del Planalto la promesa de un amplio y diverso apoyo, especialmente en el contexto energético para instalar en República Dominicana dos plantas de 300 megavatios cada una. Junto a ella, Medina expresó lo que, de hecho, es un axioma dentro de las actuales circunstancias: “para impulsar el desarrollo dominicano es indispensable solucionar la crisis eléctrica”.

Cuando asuma el cargo dentro de un mes, Medina tendrá ante sí una reproducción microscópica del mismo dilema que enfrentó Lula da Silva al empezar su gestión en el 2003: como satisfacer las urgentes necesidades de distribución de renta e integración social sin renunciar a la disciplina fiscal y el control de la inflación. Lula fue reelecto abrumadoramente y, al concluir su gestión en 2011, Brasil experimentó un robusto crecimiento económico acompañado de estabilidad financiera y de importantes avances en el terreno social, con millones de ciudadanos rescatados de la pobreza y aupados a la clase media, más un impresionante liderazgo internacional. Medina está compelido a cumplir una meta similar en nuestra pequeña economía, pero en cuatro años y sin reelección consecutiva.

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