Brasil siembra la idea de cultivar combustibles en los campos

Brasil siembra la idea de cultivar combustibles en los campos

Para ser el segundo en una serie de pruebas industriales de una forma modificada del diesel, fue un resultado extraordinario. En la refinería Presidente Getulio Vargas, en Araucaria, al sur de Brasil, la semana pasada, estaban muy cerca el presidente, dos gobernadores estatales, tres ministros, tres embajadores y varios senadores y diputados federales, además del presidente y cientos de empleados de Petrobras, el grupo petrolero propiedad del Estado, sus familiares y residentes.

Mucha pompa y mucho cambio de vestimenta, de salón a ropa de faena. Una de las razones no tenía nada que ver con el diesel: Luis Ignacio da Silva declararía su candidatura para las elecciones de octubre el fin de semana y estaba aprovechando cualquier oportunidad para inaugurar todo lo que pudiera hacer, antes de que se le prohibiera confundir sus deberes presidenciales con la campaña electoral, a partir del 1 de julio.

Pero el nuevo diesel por sí solo merece atención. Petrobras lo llama H-Bio, y Roberto Rodríguez, el ministro de Agricultura, dice que anuncia “la construcción de una nueva era-, la era de la agro energía”.

H-Bio emplea aceite vegetal, pero no debe confundirse con el biodiesel, el combustible verde que ya tiene un uso amplio en Brasil y otros lugares.

Más bien, el H-Bio utiliza un proceso en el cual el aceite vegetal refinado -producido a partir de la soya, el girasol y un variedad de fuentes diversas-, está mezclado con diesel mineral ordinario durante el proceso de refinación, para producir un diesel que en términos prácticos es indistinguible de cualquier otro, aunque de mayor calidad que el que se produce normalmente en Brasil.

El proceso fue desarrollado por Petrobras durante los últimos 18 meses y sus detalles, actualmente objeto de una solicitud de patente, se mantiene en secreto. Pero es barato. La mayor parte de los US$38.0 millones que Petrobras planea invertir en la fase inicial de la producción en tres refinerías este año y el próximo, se invertirá en almacenamiento y líneas de suministro.

Durante las pruebas, el aceite vegetal se está mezclando con diesel mineral en una proporción de 18%. En la producción, la cantidad variará inicialmente entre 10%-155. El plan en la primera fase es utilizar 256,000 metros cúbicos de aceite vegetal al año, suficiente para sustituir las importaciones de diesel por un valor de US$145.0 millones. Esto subiría a 425,000 metros cúbicos en 2008, sustituyendo importaciones de diesel por valor de US$240.0 millones.

Las cifras no son enormes. Al principio, H-Bio representará solo entre 1%-1.5% del diesel que se consume en Brasil. Pero puede tener implicaciones revolucionarias.

Al igual que la tecnología del biodiesel y el combustible “flex” -que permite a los conductores elegir en la bomba si llenará el tanque con gasolina o combustible de alcohol, y que está presente en casi todos los carros nuevos que se venden en Brasil- H-Bio, coloca a Brasil al frente del desarrollo de combustibles alternativos ”verdes”. Mientras que el flex le da a los consumidores libertad de elegir en el momento de la compra, H-Bio va un paso más allá al no requerir ninguna modificación en el motor.

 “En 15 años estaremos viviendo en un mundo de combustibles diferente”, dice Jean-Paul Prates, un analista de la industria en Río de Janeiro. “Una gran parte de la economía de combustibles fósiles se va en costos por transporte”. Ahora hay una alternativa y, si crece, la geopolítica de los combustibles cambiará por completo. Hasta Irak y Arabia Saudita perderán su dominio”.

El concepto de que los combustibles oleosos se pueden sembrar en los campos, en lugar de extraerlos del subsuelo, impone respeto.

Puede ser que el impacto inmediato no sea grande. El señor Rodrigues, el ministro de Agricultura, dice que el uso de la soya para el biodiesel y el H-Bio, por ejemplo, representará 2% de la cosecha de Brasil para empezar, y que subirá a cerca de 4% en 2008.

Pero mientras que Brasil no planea exportar el H-Bio, sí proyecta explotar los derechos por exportar su tecnología. Las implicaciones, por tanto, pudieran tener un mayor alcance.

 “Imagínese lo que Estados Unidos pudiera hacer añadiendo aceite de soya al petróleo crudo”, dice el señor Rodríguez. “Estamos abriendo nuevos horizontes para la agricultura y la industria del petróleo”.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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