Río de Janeiro. Brasil, con un total de 62.517 homicidios en 2016, registró ese año por primera vez una tasa superior a las 30 muertes por cada 100.000 habitantes, que lo ubica como uno de los más violentos del mundo, según un estudio divulgado hoy.

La tasa de homicidios, que en 2014 había sido histórica con un registro de 29,8 asesinatos por 100.000 habitantes, bajó en 2015 hasta 28,9 pero en 2016 subió a 30,3, un índice treinta veces superior al promedio en Europa en el mismo año.

El estudio «Atlas de la Violencia 2018», publicado este martes por el estatal Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA) y la organización Fórum Brasileño de Seguridad Pública, analizó detalladamente números que ya habían sido anticipados en octubre pasado para hacer un retrato de la violencia en el país.

«Brasil, lamentablemente, entra siempre en la lista de las naciones más violetas del planeta», asegura el informe que compara la tasa de homicidios del país con las de otras naciones.

Según el estudio, la tasa de Brasil es muy superior a la de la mayoría de sus vecinos y comparable con las de países que viven graves problemas de violencia en América Latina, como El Salvador (34,4 por 100.000) y Colombia (31,7), aunque sin llegar a las que registran Honduras (85,5) y Venezuela (54,7).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que existe una «epidemia» de violencia en un territorio cuando se registran tasas de más de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes.

De acuerdo con el análisis, la tasa de homicidios en Brasil en 2016 se elevó en un 5 % en comparación con la de 2015 y alrededor de 14 % en la comparación con la de 2006 (26,6).

La violencia refleja las enormes desigualdades de Brasil y la tasa es muy elevada en los empobrecidos estados del noreste del país, como Sergipe (64,7 por 100.000), Alagoas (54,2), Río Grande do Norte (53,4) y Pernambuco (47,3), y más baja en los ricos estados del sureste y del sur, como Sao Paulo (10,9), Santa Catarina (14,2) y Minas Gerais (22,0).

La excepción es Río de Janeiro, en el sureste y en donde la tasa subió de 30,6 en 2015 a 36,4 en 2016.

Mientras que la tasa saltó un 256,9 % entre 2006 y 2016 en Río Grande do Norte, en el mismo período se redujo un 46,7 % en Sao Paulo.

Según el estudio, más de medio millón de brasileños (553.000) fueron asesinados en entre 2006 y 2016.

El número de víctimas por armas de fuego se aproxima al millón (910.000) en el período entre 1980 y 2016, año en que el porcentaje de homicidios por armas de fuego fue del 71,1 % del total.

Del total de víctimas en 2016, el 71,5 % era negro o mulato, con lo que la tasa de homicidios de negros (40,2) fue dos veces y media superior a la de blancos (16,0).

Mientras que la tasa de homicidios de negros creció un 23,1 % entre 2006 y 2016, la de blancos bajó un 6,8 % en el mismo período.

De la misma forma, la mayoría de las víctimas son hombres de entre 15 y 19 años, de las que 33.590 murieron en 2016, un número en un 7,4 % superior al de 2015 y que deja una tasa de homicidios de jóvenes en 65,5 por cada 100.000.