Brasil supera récord en reciclaje de aluminio con alza de precios de energía

Brasil supera récord en reciclaje de aluminio con alza de precios de energía

Pindamonhangaba (Brasil).  Brasil, el mayor recolector de latas de aluminio del mundo, superó en 2014 su propio récord en reciclaje de ese tipo de material, con un 98,4 % de reutilización, en parte por el alza del precio de la energía, informaron hoy fuentes del sector.

Según la Asociación Brasileña del Aluminio (Abal) los números que son positivos para el medioambiente reflejan también la situación frágil de la economía del país que, desde el año pasado, sufre con un doloroso proceso de ralentización, recesión del PIB (Producto Interior Bruto) e inflación que dobla el centro de la meta.

Con ese escenario, los costos del uso de energía en la industria se elevaron y la producción primaria del aluminio se encareció, por lo que la reutilización del material, a partir del reciclaje, tomó más fuerza, con un 98,4 %, un 1,3 puntos porcentuales más que en 2013, cuando había establecido un récord.

Entre marzo de 2014 y el mismo mes de 2015, el precio de la energía en Brasil tuvo un incremento del 60 % según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), después años de un control por parte del Gobierno.

“El aluminio migra para donde la energía es más barata e infelizmente vivimos una desindustrialización del aluminio primario”, afirmó a Efe el coordinador del Comité de Mercado de Reciclaje de la Abal, Mario Fernández.

De acuerdo con Fernández, “las industrias que insisten en hacer la producción del aluminio primario son aquellas que producen con su propia energía, pues sin esto no lo podrían hacer».

La producción del aluminio secundario, a partir del reciclaje, tiene un consumo de energía 95 % menor comparado al proceso primario, cuya producción mundial migró para países como Rusia y China, apuntó Fernández.

“Infelizmente el aluminio secundario es limitado. Hoy estamos en 500 mil toneladas por año y no hay como recolectar más que esto sin importar chatarra, una cosa que ya hacemos”, explicó.   De acuerdo con la Abal, Brasil consume anualmente 1,4 millones de toneladas de aluminio, de las cuales 33 % son destinados a embalajes como latas de bebidas y otros productos.

Para los próximos años, agregó Fernández, el país puede vivir un nuevo “boom” en el consumo del mineral por su aplicación en la industria de vehículos como alternativa para reducir el peso de los coches y permitir más ahorro en el consumo de combustible.

“El primer ‘boom’ del aluminio en Brasil fue con las embalajes y el segundo ‘boom’ será en los vehículos automotores que por la legislación tienen que reducir las emisiones de carbono y eso sólo se puede hacer por la substitución del combustible o por la reducción del peso con el uso del aluminio”, explicó.

Brasil tiene un promedio de treinta kilos de aluminio por coche frente a 150 kilos aplicados por la industria automovilística de Estados Unidos.

“La posibilidad de expansión que hay en Brasil es gigante”, aseveró Fernández, aunque advirtió que con los niveles de reciclaje tan altos, se necesita más consumo de latas para aumentar la oferta de reutilización.

Entre 2013 y 2014, de acuerdo con la patronal, las ventas de latas de aluminio en Brasil tuvieron un incremento del 11,1 % frente a un aumento del 12,5 % del reciclaje en el mismo periodo, que dejan al país suramericano al frente de Japón, Estados Unidos y Europa.

La cultura del reciclaje en Brasil obedece a que comunidades pobres, organizadas en cooperativas o informalmente, tienen en la recolección de latas la única fuente de ingresos para sus familias.

Ángela Gonzaga, presidente de la cooperativa de reciclaje del distrito de Moreira Cesar, en Pindamonhangaba -interior del estado de Sao Paulo-, contó a Efe que la población no tiene conciencia para la separación de los materiales, que llegan sucios o mezclados con otros, como papeles.

“Creo que se tuviéramos un poco más de apoyo para concientizar la población seria mucho mejor nuestro trabajo, rendiría mucho más”, opinó Gonzaga, quien además señaló que una quinta parte de los miembros de su cooperativa tiene únicamente la función de separar los materiales, perdiendo tiempo y eficiencia en el proceso.

Con una separación adecuada, por parte de la población, el reciclaje aumentaría al doble, consideró la cooperativista.

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