Brasil, un país de gatillos alegres

Brasil, un país de gatillos alegres

RIO DE JANEIRO (AFP) – Brasil tiene una de las tasas de homicidios con armas de fuego más altas del mundo -21,72 por cada 100.000 habitantes-, según un estudio realizado por la UNESCO con datos de 57 países (sólo es superado por Venezuela). Unas 36.000 personas al año resultan muertas por armas de fuego, una cifra superior a la de muertes por cáncer o accidentes de tránsito.

   En Brasil hay 3.927.432 armas de fuego registradas legalmente, de las cuales 1,99 millones están en el estado de Sao Paulo, el más rico del país, según un balance preliminar de la Policía Federal (PF).

   Las armas ilegales constituyen un arsenal de 8,7 millones, de acuerdo con informes presentados ante organismos internacionales.

   La campaña de desarme (Estatuto del Desarme y Retribuciones Monetarias por la entrega de armas) que culmina con el referendo del domingo sobre la prohibición de comprar y vender armas ya provocó una reducción de 4,6% en el número de hospitalizaciones por heridas de bala y de 13% en los accidentes con armas entre 2003 y 2004, señala el ministerio de Salud.

   Según ese ministerio, la cifra de muertos en los 27 estados de Brasil por armas de fuego se redujo por primera vez en 13 años, al registrar en 2004 una disminución de 8,2% con respecto a 2003.

   En 2003 hubo 39.325 muertes por armas de fuego, en tanto que en 2004 fueron 36.091. Sao Paulo y Rio de Janeiro tuvieron 1.960 y 672 muertos menos que en 2003.

   La iniciativa de retribuir con dinero la entrega de armas permitió recoger desde julio de 2004 hasta el 17 de octubre pasado un total de 423.178 artefactos, según el Servicio Nacional de Armas (Sinarm) de la Policía Federal.

   A la cabeza de las armas entregadas por civiles está el revólver calibre 22 (23,42% del total recibido); el calibre 38 está entre las principales armas confiscadas a criminales.

   Las armerías cayeron de 1.500 a 250 desde fines de 2003, provocando la pérdida de 7.000 empleos directos en el sector y otros 20.000 indirectos, de acuerdo con Antonio Alves, presidente de la Asociación Nacional de Propietarios y Comerciantes de Armas (ANPCA).

   Los propietarios de armerías aseguran que vendieron entre 1.200 y 1.500 armas a civiles en Brasil en 2004. El Sinarm sostiene que en 2004 fueron compradas por civiles 7.219 armas y que en 2005 (hasta el 18 de octubre) esa cifra llegó a las 6.500 unidades.

   Cada año el promedio de armas legales robadas a los ciudadanos brasileños ronda las 35.000.

   Datos de la secretaría de Seguridad Pública del estado de Rio de Janeiro, uno de los más violentos, indican que los civiles muertos en operativos policiales fueron 398 en 1998, y que en 2004 ascendieron a 983.

   En Rio de Janeiro, un 33% de las armas aprehendidas por la policía proviene del stock legal, registradas por la población en la policía o la Sinarm, y un 28% deriva del contrabando, armamento no vendido en comercios y de uso restringido a militares.

   El estado de Rio Grande do Sul (sur) alberga la mayor cantidad de armas registradas, 937.000 -1 cada 10 habitantes-, pero ostenta una de las menores tasas de homicidios (12 cada 100.000 personas).

   Apenas 10% de los brasileños cree que la policía puede cuidar de su seguridad personal, según un sondeo de la Universidad de Sao Paulo. Una décima parte de los homicidios consiguen ser esclarecidos por los agentes.

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