En octubre se celebra el Mes de la Salud Oral, gracias a una iniciativa de Colgate Palmolive de dedicar este período del año a la prevención de las enfermedades orales en conjunto con asociaciones de profesionales y la comunidad. Por lo tanto es oportuno conocer un poco sobre la historia de la odontología.
Siglos atrás la salud oral no era responsabilidad de los odontólogos tal como lo es hoy en día; la odontología era practicada por curanderos, hechiceros o brujos que se encargaban de tratar las dolencias dentales. En ese entonces se creía en el misterioso gusano que producía la caries y los dolores dentales; no se conocía de microorganismos patógenos, procesos infecciosos y antibióticos. Las enfermedades se asociaban a castigos divinos y pecados; sin embargo los dolores existían y la población necesitaba remedio. Los sabios, curanderos, magos… eran los responsables de darle respuesta a esa situación.
Desde su inicio la odontología estuvo enfocada en dos vertientes: salud y belleza. Salud, ya que convivir con un terrible dolor de muelas es casi imposible y belleza porque desde la antigüedad se reportan dientes en metales preciosos como símbolo de poder y riqueza. Hoy, desde otra perspectiva, la odontología sigue siendo ciencia y arte.
Los primeros datos que la bibliografía nos ofrece de servicios odontológicos se obtuvieron de unos escritos egipcios del año 2600 a. C. los cuales hablan de curanderos que trataban a pacientes con problemas dentales. Un hallazgo interesante es que Hipócrates, en el 460 a.C., relacionó la pérdida de dientes con la dieta. El asoció algunos alimentos con la salud oral; relación que aún hoy en día es un pilar de la salud oral. La caries y la enfermedad periodontal, las afecciones orales más comunes, guardan una íntima relación con la alimentación.
En el año 650 d.C, un grupo médico hindú identificó más de 75 dolencias dentales. Ya en el año 500 d.C., en India y en China ya se conocía la pasta dental. Algunos de los ingredientes activos de la misma eran: vinagre, sal, miel, hojas de menta… Entre el 600 y el 400 d.C., en Roma se utilizaba el oro como material para “empastes” y para cubrir los huecos de los dientes; en ocasiones también para recubrir la superficie dentaria y dar un toque de “belleza”.
Los árabes utilizaban unas gotas de líquidos cáusticos, necrosando el paquete vásculo-nervioso dental para tratar el dolor de muelas, logrando así que cediera el dolor. En el año 1250, en Francia, los barberos comenzaron a realizar el trabajo de dentistas oficialmente. Ellos eran los encargados de las extracciones dentales.
La historia tiene evidencias de que el primer cepillo de dientes fue inventado por un emperador chino en 1498. Estaba hecho de cerdas de pelo del cuello de cerdo y tenía un mango de hueso, madera o marfil.
Pierre Fauchard, quien es reconocido como el padre de la odontología, realizó varias publicaciones importantes. En el 1728 publicó la primera descripción completa y científica de la odontología, la cual todavía se utiliza en las escuelas de odontología modernas.
A principio del siglo XVIII salió al mercado la primera silla dental de madera, antes de esto se utilizaba la silla de los barberos. Tiempo después en 1970, Josiah Flagg tuvo la idea de acolchar la silla y agregar el reposa-cabeza para que el paciente estuviera más cómodo. En 1832, James Snell patentó el primer sillón reclinable, pareciéndose un poco más al que hoy se utiliza en la odontología. Oficialmente en el 1839 se abrió la primera escuela de odontología, La Escuela de Cirugía Dental de Baltimore, en Maryland, Estados Unidos.
El primer aparato de rayos X intraoral se inventó en el 1896, revolucionando la práctica odontológica. El doctor Edmund Kells fue el primero en tomar una radiografía intraoral y utilizarla para procedimientos odontológicos.