Brexit y República Dominicana

Brexit y República Dominicana

Vladimir Pimentel, gerente general de OACI

La salida inminente de Gran Bretaña de la Unión Europea crea un estado de incertidumbre generalizada a nivel mundial, pero de manera muy especial en los mercados financieros internacionales de mayor relevancia y en países con importantes vinculaciones al centro financiero de Londres, iniciando por los mismos países en el bloque económico europeo.

La relevancia del impacto mundial esperado, aún incierto, se relaciona a la preeminencia que tiene Gran Bretaña para el mundo en términos de tamaño de la economía medida por su PIB, siendo la 5ta a nivel mundial y la segunda dentro de los 28 países de la Unión Europea. Mientras que se posiciona como la novena economía mundial en cuanto al valor de sus exportaciones y la cuarta potencia importadora a nivel global.

En el corto plazo se habla de impactos importantes en los mercados financieros, con reducciones en la calificación país de Gran Bretaña,  afectando inversionistas participantes en dicho mercado tanto por instrumentos de renta variable como de renta fija. Se habla de efecto contagio para la Unión Europea. En otro aspecto la depreciación de la libra esterlina de manera progresiva perjudica las relaciones comerciales, especialmente a las empresas con exposición a este mercado, al encarecer los bienes y servicios exteriores para los británicos.

 

En el caso de las implicaciones para República Dominicana debemos destacar que no existe un canal de vinculación directa a través de los mercados financieros, que podamos referir como vulnerabilidad o riesgo de contagio. En este caso, cualquier implicación será de manera indirecta por efectos en otros socios comunes con Gran Bretaña y que si podrían vincular a dominicana en términos reales. A todo esto hablamos de implicaciones en el mediano o largo plazo.

Es importante destacar que los cambios que pudieran surgir en las relaciones económicas y político-diplomáticas entre República Dominicana y Gran Bretaña estarán influidas por 4 variables principales: a) el tiempo que disponga el país europeo para definir su proceso, según las normativas de la Unión (2 años); 2) las decisiones a lo interno de Gran Bretaña en su relacionamiento con el mundo; 3) las reacciones del resto del mundo (incluido los 27) ante las maniobras de Gran Bretaña en lo adelante; y 4) las decisiones y movimientos que pueda y logre hacer República Dominicana.

En el ámbito comercial durante el período 2010-2015 el intercambio comercial entre República Dominicana y Reino Unido totalizó US$2,109.5 millones, de los cuales US$1,260.2 millones correspondieron a exportaciones realizadas por República Dominicana hacia Reino Unido y US$849.3 millones correspondieron a importaciones realizadas desde ese país europeo, resultando en un superávit comercial para la República Dominicana que sumó US$410.9 millones en todo el período analizado. Asimismo, cabe destacar que el producto principal de exportación hacia ese país son los bananos, que por sí solos constituyeron el 86% de las exportaciones totales en el 2015, seguidos por los mangos, que ocuparon el 4%. En el caso de los turistas procedentes de esta zona del mundo los mismos alcanzan tan solo el 2% de los 2.5 millones de no residentes que han llegado entre los meses de enero y mayo del presente año 2016.

Mientras que por el lado de la Inversión Extranjera Directa recibimos un total de US$91.4 Millones por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED) desde el Reino Unido, durante el periodo 2011-2015. Este monto equivale a un flujo de entradas equivalente a US$18.3 Millones por año, representando solo un 0.8% del promedio total que reciben la economía domincana, ascendente a US$ 2,367.9 Millones anuales en promedio para el periodo de referencia.

Estos resultados nos permiten inferir que cualquier implicación del Brexit para dominicana no tendría efectos de gran envergadura para el país en el aspecto macroeconómico y por causa de las actividades de la economía real. No obstante podrían verificarse resultados desfavorables para sectores específicos de la economía de manera aislada. Esto dependiendo de las decisiones que se tomen a lo largo del período de “ajustes”, siempre bajo nuestra hipótesis de que no se reducirán preferencia de manera automática y que inicialmente las negociaciones de Gran Bretaña se concentrarán con los países de la Unión Europea y otros países desarrollados.

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