Bric: nuevo actor del escenario Internacional

Bric: nuevo actor del escenario Internacional

Vivimos en un mundo cambiante y, no pocas veces, sorprendente. Aquel escenario internacional caracterizado por la imposición de voluntades por un reducido grupo de naciones se ha venido transformando con la irrupción en el mismo de posiciones, tendencias y… nuevos actores portadores de un potencial de cambio que generan sorpresas. Es el caso del grupo conocido como BRIC, por las iniciales de las naciones que lo integran, a saber: Brasil, Rusia, India y China.

Ese cuarteto de naciones tienen, unidas, un poder de influencia en la agenda internacional extraordinario y lo están utilizando. Rusia, China y Brasil son tres de las naciones más extensas del mundo; la población conjunta de los cuatro representa más del 40% del total de habitantes del planeta; su contribución a la riqueza mundial es de un 15% del PIB global; representaran alrededor de un 62% del crecimiento total de la economía mundial de aquí al 2014 mientras que las potencias líderes, hasta ahora, contribuirán con apenas un 13%. Se trata del G-7: Alemania, Canadá, EE.UU.

Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón. Aseguran, además, y los hechos y los indicadores les dan la razón, que la pujanza de sus economías fue una contribución decisiva para que la economía mundial empezara a salir de la crisis antes de lo que se había pensado. Son responsables, también, del 3.5% del crecimiento mundial de los últimos diez años. Desde el punto de vista estratégico militar su importancia no es menos significativa, tres de ellos integran el selecto y muy reducido grupo de potencias nucleares.

Antes de la Cumbre que acaban de escenificar en Brasil, el presidente Lula da Silva escribió una artículo en el que no dudo en afirmar que esos cuatro países eran “…sobre todo naciones conscientes de su potencial como agentes de renovación…”

Obviamente por el poder que representan y su capacidad para hacer que les presten atención son capaces de plantear abiertamente demandas de cambios globales y de hasta poner plazos para los mismos. Veamos: que en la reunión de primavera, la próxima semana,  el Banco Mundial reforme de inmediato el esquema de votación interno y que el FMI, a más tardar en noviembre, haga lo mismo; que en este año -al cumplir 65 de fundada- la ONU acabe de implementar su reforma pendiente lo que debe conllevar que la India y Brasil pasen a ser Miembros Permanentes de su Consejo de Seguridad (ya Rusia y China lo son); reclamaron que se reinicie la Ronda de Doha, para profundizar la liberalización del comercio, y se concluya y que, además, se apruebe el ingreso de Rusia a la OMC.

Sus bancos centrales estudian el instrumentar el uso de sus propias monedas en sus transacciones y no el dólar. Efectivamente, es un nuevo actor de peso que indefectiblemente habrá de tener gran incidencia mundial.

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