París.- La actriz Brigitte Bardot, icono erótico de los años 1950 y 1960, activista animalista y apoyo público de Marine Le Pen, cumple este sábado 90 años recordada como una figura ‘paradójica’ de la cultura francesa, a la vez símbolo de la emancipación sexual femenina y mujer objeto.
“Bardot era la presa, pero también la cazadora. Asumía que buscaba a los hombres”, resume su figura en declaraciones a EFE Antoine de Baecque, historiador del cine que publicará en enero de 2025 el libro “Bardot” (ediciones Pérégrines).
Recluida en sus dos propiedades del balneario de Saint-Tropez, con serias dificultades para andar y lejos de la vida pública a no ser para dar visibilidad a su lucha en favor de los animales, la protagonista de ‘Y Dios creó a la mujer’ (1956) ocupa un lugar singular en Francia.
Su corta pero vertiginosa carrera en el cine, su vertiente como cantante y una vida contracorriente han hecho de Brigitte Bardot, conocida por las siglas BB, una figura “aparte”, según De Baecque.
La irrupción de BB en los años 50 y 60 del siglo pasado supuso una especie de revolución en aquella Francia conservadora que empezaba a despuntar tras la Segunda Guerra Mundial. No solo por sus papeles en la gran pantalla, en los que destilaba una irrefenable sexualidad con un deslumbrante pelo rubio, sino por aparecer como una figura que podría hoy considerarse ‘antisistema’.
Reconoció públicamente haber abortado en dos ocasiones -la primera a los 17 años- por embarazos no deseados con el director Roger Vadim (con el que se casó), asumió que nunca quiso ser madre (lo fue a disgusto de Nicolas-Jacques Charrier) y se convirtió en heroína de la intelectualidad de la época.
“Marguerite Duras y Simone de Beauvoir escribieron sobre ella. Beauvoir, en un artículo en la revista estadounidense ‘Esquire’ de 1958, elogiaba a Bardot por considerar que representa una libertad sexual que desafía al patriarcado”, expone el cinéfilo.
Pero, al mismo, tiempo “fue muy atacada” por prestarse a ser “un mero objeto sexual». Esa paradoja sobre el papel de Bardot sigue sin resolverse.
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Otras grandes figuras que salieron al rescate de BB, vista por parte de la prensa tradicional y conservadora de Francia como “una gran pecadora e incluso una prostituta”, fueron los cineastas Jean-Luc Gordard y François Truffaut, dos figuras de primer plano de la ‘Nouvelle Vague’.
Para De Baecque ambos “vieron en Bardot a una mujer en su más pura belleza, al natural, sin estar maquillada, espontánea, auténtica». No en vano, uno de los papeles más memorables lo tuvo en “El desprecio” (1963), de Jean-Luc Godard.
El historiador del cine subraya que el legado artístico de Bardot tiene la peculiaridad de haber sido muy corto en el cine -se retiró en 1973 poco antes de cumplir 40 años, con 50 filmes en el zurrón-, pero más largo en la música, lo que le ha servido para darse a conocer entre los más jóvenes.
El single ‘J’ai t’aime… moi, non plus’, grabado originalmente en 1967 con su antiguo amante y ‘enfant terrible’ de ‘la chanson française’ Serge Gainsbourg, con los más que sensuales gemidos de Bardot, se sigue escuchando hoy en día.
Delon y el clan Le Pen
Para sus 90 años, Brigitte Bardot ha dado muy pocas entrevistas. En ‘Le Parisien’ ha recordado su amistad con otro mito del cine francés, Alain Delon, fallecido hace un mes y medio a los 88 años. “Los dos tuvimos la suerte de haber recibido la belleza, cada uno a su manera (…) A los dos nos gustaba la soledad”, ha hecho notar BB, sobre Delon.
La causa en favor de los animales a través de su fundación y su apoyo público a la ultraderecha francesa (primero a Jean-Marie Le Pen y luego a su hija, Marine) completan el complejo retrato de Bardot, según Antoine de Baecque.
Si en su defensa de los animales presume de haber sido una pionera -sus fotos en Canadá denunciando la caza de focas en los años 1970 son todavía célebres-, el biógrafo estima que el apoyo a los postulados reaccionarios y xenófobos del clan Le Pen ha sido “algo negativo” para ella.
Antivacunas asumida, Bardot, otrora icono de la liberación femenina, tuvo además palabras poco elogiosas en 2018 para el movimiento «#MeToo” al estimar que ciertas de las acusaciones contra hombres eran “hipócritas”, con el argumento de que muchas artistas “calientan a los productores para conseguir un papel». EFE