Brinca la tablita

Brinca la tablita

ÁNGELA PEÑA
Es un reencuentro con la infancia de otros años, cuando no abundaban las salas de cine ni los aparatos de televisión domésticos, y la reunión en el vecindario era fija en el atardecer para hacer rondas, agitarse, esconderse, arrodillarse, palmotear, mover caderas y cinturas, cantar…  Xiomarita Pérez ha traído los inolvidables recuerdos de la niñez en un libro, Brinca la tablita, y en un disco compacto cargado de nostalgias de los tiempos mejores, que son los de los años más tiernos, cuando el juego es la única preocupación que inquieta las mentes inocentes.

Dónde vas carbonerito, Van tres noches que no duermo, Brinca la tablita, Una paloma blanca/ que del cielo bajó, En un jardín de vera/ cuatro niñitas van, El hijo del Conde, caramba/ me mandó  un papel, Un día de paseo, una señora, ¿Dónde vas, mi cojita?, Estaba la pájara pinta/ sentada en su verde limón, Mambrú se fue a la guerra, Una tarde de verano/ me invitaron a un paseo, La señorita Aura entrada en el baile, que lo baile, que lo baile, Ambos a dos, matarile, rile, rile, Las cortinas del palacio, son algunas de las canciones que recoge Xiomarita, como las bailaba, cantaba  y escuchaba en Puerto Plata y que, aunque con variaciones, son las mismas que entonaban, y con las que «retozaban» los chicos de toda la República.

Allá en Villa Riva, /hay un chulito de guerra, El baile del tornillo/ es un baile popular/ lo bailan en Santiago, San Pedro y la Capital. / Y yo con mi negrito que yo me voy a cumbanchar… / Un meneito p’allá, / dale la vuelta al tornillo/ que ya el tornillo se va», no podían faltar en esta recopilación de Xiomarita en la que están incluidos, también, Somos tres muñecas/ llegadas de París, Mi abuela tiene un peral, / que da la pera más fina, El baile de la caraqueña, Yo tengo un sombrerito/ de jipi japa, que la acuciosa costumbrista, ahora Directora Nacional de Folklore de la Secretaría de Estado de Cultura, ilustra con las fotos de alegres infantes de ambos sexos demostrando como se juega y baila cada canción, en un escenario tan histórico como el Callejón de Regina. Al pie de página también la autora explica las formas de jugarlas.

A las tonadas acompañan los juegos de la vaca sin dueño y sin lazo, La gallinita ciega, El gato y el ratón, Don Juan de la casa blanca, que son sólo de movimientos, voces, manos, círculos, diálogos, filas, y otros con objetos como el tirapiedra, el tirapó, trompo de hilo, chichigua, capuchino, fufú, las pompas de jabón, el embique, el trúcamelo o peregrina. Otros son para emitir sonidos: pito de penca de coco, peinófono, teléfono de caja de fósforos, castañuelas de palito, y aquellos en los que intervenían solo los cuerpos más resistentes, como la sillita, calitomé o mano caliente.

Xiomarita Pérez ha introducido a estas Pascuas las notas más divertidas con este Brinca la tablita que es texto y música. A muchos adultos los embargará la añoranza de aquellos felices días y querrán contagiar a hijos y nietos de estas dulces vivencias del ayer, prácticamente extinguidas. Tal vez los descendientes reaccionen sorprendidos al apreciar que era posible tanto gozo sin dejar a los padres en la inopia.

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