BRISAS

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Conversando en la Academia

Voy a continuar hablando acerca de mi exposición en la Academia Dominicana de la Lengua el sábado 1 de junio.  Al respecto decía:

 “Cada maestro tiene su librito es un dicho popular que implica que cada quien, con su ingenio,  le da un  “toque particular” a su  trabajo y lo hace diferente al de los demás. El proceso enseñanza-aprendizaje a través del cual se desarrolla la labor magisterial, es un proceso eminentemente creativo, como lo es también el proceso de escritura. Las ideas pueden surgir  a partir de un hecho ajeno a nosotros, pero otras veces  nos llegan de manera espontánea y aquí entran en juego la originalidad y  la flexibilidad de pensamiento de quien escribe. En otras palabras, la libertad  que nos damos a nosotros mismos para producir,  en la que  hacemos uso de todos los recursos que están a nuestro alcance.

 En el campo literario, puedo decir que siempre sentí fascinación por la escritura; mis mejores notas  las obtuve en Lengua Española y Literatura. Fue determinante el consejo de mi profesora Ruth Nolasco para que me decidiera por el periodismo. Este es un caso que demuestra la importancia de una buena maestra para reconocer las potencialidades de sus estudiantes y para contribuir a desarrollarlas. Ruth Nolasco, hija de los escritores Sócrates Nolasco  y Flérida García de Nolasco, es, a mi juicio, una de las más prominentes intelectuales que tiene el país y su opinión tuvo mucho peso en mi decisión.

 Debo decir que con anterioridad, siendo una jovencita, ya  había incursionado tímidamente en la literatura, escribiendo algunos poemas, que luego destruí porque me parecieron cursi; con artículos literarios que alguna vez hasta llegué a publicar en la prensa; con uno que otro trabajo y, en el 1965 gané el primer premio  de un  concurso desarrollado por  la Secretaría de Educación,  en el cual había que elaborar un lema de menos de diez palabras para una campaña de alfabetización que se pondría  en marcha”.

 

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