Una cita con la poesía
El viernes pasado pasé la fiesta de Santa Rosa de Lima lejos del mundanal ruido e inundada del verdor de la montaña, del olor y el colorido de las flores y en reencuentro con los versos y sus creadores, quienes me cantaron la canción Feliz cumpleaños y me desearon toda clase de parabienes.
Ese día inició el XIº Festival de Poesía en la Montaña, que organiza todos los años la escritora Taty Hernández Durán en el Centro Salesiano de Pinar Quemado, en Jarabacoa.
Dicha actividad se extendió hasta el primero de septiembre. Allí, como es una costumbre, se dan cita poetas nacionales incluyendo los de la diáspora, e internacionales.
Cada año el Festival tiene un nuevo atractivo; en este 2013 las actividades estuvieron vinculadas a la celebración del bicentenario del nacimiento del Patricio Juan Pablo Duarte. Asimismo, hubo talleres, como los impartidos por los escritores Ramón Saba, sobre el soneto y Leibi Ng a un grupo de niños de Los Dajaos.
También disfrutamos de los bancos del parque poético Clima de Eternidad, que fue inaugurado hace unos años y cuyos árboles ya han crecido bastante y uno se puede cobijar bajo sus sombres. Los bancos fueron donados por instituciones como el Banco Popular Dominicano y el Fondo Minero.
En el marco de la actividad, hubo un homenaje especial en memoria del poeta de allí Mon Collado, ido a destiempo, a quien se le consideraba como el hijo del Festival.
Este encuentro que tiene como objetivo promover la creación poética, incentivar al cultivo de la amistad y la solidaridad e impulsar la práctica del eco turismo cultural.
Escritores galardonados de reconocida trayectoria cultural y ganadores de importantes premios nacionales de literatura han participado junto a poetas de otras latitudes en este festival que se ha convertido en uno de los eventos más esperados del mundo literario dominicano.
Este año echamos de menos la presencia de los muchachos de la Fundación Aníbal Montaño, de San Cristóbal que cada vez nos sorprende con nuevas propuestas literarias.
Ya el Festival se ha convertido en una costumbre y le saco su espacio todos los años.