BRISAS

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Los útiles escolares

Vuelve la queja y la mortificación de los padres y madres por el alto costo de los libros y útiles escolares, que cada año escolar suben de  precio.

Pero no solamente es el alto costo, sino que a los libros los viven renovando y les agregan nuevos contenidos.

Y  eso no es todo: muchos textos ahora vienen diseñados para hacer ahí mismo los ejercicios de manera que no pueden ser aprovechados por otro estudiante, sea o no de la familia.

Con todo y eso, todavía muchas familias recurren a los negocios donde expenden libros usados, la mayoría de los cuales están próximos al Parque Enriquillo en Villa Francisca.

Quienes utilizan este mecanismo de defensa de los bolsillos parece que tienen a sus hijos en centros escolares donde hay flexibilidad.

También hay personas particulares que ofertan este servicio, como es el caso de  la señora Divina Franco, quien tiene un centro de canje, creo que es gratuito, desde hace muchos años.

Asimismo, me enteré de que por primera vez en el colegio Claret se hizo una feria en la cual los padres hicieron un canje de textos, como forma de abaratar los costos. Yo creo que una nueva ley de educación debe, entre otras cosas, prohibir que a los libros se les adicione la parte de los ejercicios; para eso debe haber un libro o cuadernillo aparte o que el estudiante lo haga por su cuenta en otro cuaderno.

Otra cosa es que los textos deben ceñirse al programa de estudio de forma tal que no importa la editora que lo publique y que aun cuando al estudiante se le pida que compre uno determinado, pueda estudiar los temas en cualquiera, sin que se lo prohíba la escuela.

Para esto se debe orientar o los profesores tomar un taller en el que se comparen los libros de las distintas editoras para que los sugieran a los muchachos. Claro, eso abarataría los precios y desbarataría el negocio de los colegios.

Por ejemplo, yo veo que en las revistas de bordados ponen las equivalencias y te dicen que equis color del DMC es el número tal en la marca Ancla o en la Coats.

Y una última sugerencia, hay que estar alerta, porque a veces los chicos abusan de la Internet y los libros quedan nuevos.

En cuanto a esto, ¿quién le pone el cascabel al gato?

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