Brisas

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La confusión con el arcoíris

Siempre he creído en el derecho a la diversidad, es decir, debo aceptar al otro sin distinción de clases sociales, idioma, raza, ideología, salud física y mental y su condición sexual, entre otras prerrogativas.

Y es que todos somos hijos de un mismo creador y de acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos todos somos iguales en dignidad y derechos.

Pero, en nombre del progreso, la solidaridad, la no discriminación y los prejuicios, entre otros conceptos, estamos siendo invadidos por una ola de informaciones tergiversadas.

Después que en Estados Unidos fuera aprobada la boda entre personas del mismo sexo se está enarbolando la bandera del arcoíris para celebrar lo que muchos llaman un logro; si digo que es una aberración algunos grupos y personas me acusan de homofóbica, entre otros calificativos.

Como sociedad estamos dando pasos certeros hacia la desaparición de la humanidad y no solo es con la destrucción del medio ambiente, las guerras, el terrorismo y la criminalidad, entre otros males, porque ese tema es una aberración, junto al aborto, la eutanasia, el suicidio asistido que se disfrazan bajo el argumento de “muerte digna”. Estoy suscrita a un portal que promueve la literatura infantil y ahora me envían una serie de títulos bajo el argumento de que “el progreso (no el progresismo) de un país se mide por la cantidad de libertad que sepan administrar sus habitantes”.

La página mencionada expresa la preocupación por los “chicos marginados por su feminidad en los patios de recreo, niñas apartadas en un rincón dándole patadas a un balón, jóvenes que no encuentran un trabajo debido a su condición sexual, transexuales que levantan críticas por el mero hecho de hacer la compra o rumores ante besos furtivos entre dos hombres”.

Entre los títulos están: “Rey y Rey”, que es una iconografía homosexual; “Oliver Buton es una nena”, sobre identidad sexual; “El niño perfecto”, sobre transexualidad; “Titiritesa”, de parejas homosexuales/lesbianismo; “Tres con tango”, de familias homoparentales, además de álbumes con temas similares en otros idiomas.Como dije al principio, debemos aceptarnos unos a otros y de hecho tengo amistades que están incluidas en algunos de los grupos antes mencionados y no los discrimino por eso, pero me preocupa que bajo el argumento del no rechazo se quieran promover esas prácticas.

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