Brisas

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Alabado seas, la encíclica

“Laudato si” es el nombre de la nueva encíclica de carácter ecológico, que el papa Francisco dio a conocer hace unos meses.

El documento está inspirado en esa oración de San Francisco de Asís, quien alaba al Señor por todo lo creado y que inicia con las palabras “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas”.

En esta carta se hace un recuento de documentos anteriores de la Iglesia, de encíclicas, de reuniones, eventos y hasta declaraciones de líderes no católicos acerca del cuidado de lo que el Santo Padre llama “la casa común” que es nuestro planeta.

“Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla.

La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes.

Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastadora tierra, que “gime y sufre dolores de parto”, dice el documento.

La carta hace un llamado a proteger nuestra casa común y exhorta a toda la familia humana a unirse en la búsqueda de un desarrollo sostenible integral.

“Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro de planeta”, señala el Santo Padre.

Da gusto ver cómo nuestra Iglesia católica hace causa común con los pobres quienes son los más afectados por la situación del deterioro del ambiente.

También cómo se preocupa por la práctica de la solidaridad al tiempo que denuncia uno a uno los principales males que nos aquejan.

Y es que la Iglesia no puede ser indiferente ante tanta irresponsabilidad en el manejo del cuidado de nuestro planeta.

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