Rosa Francia Esquea 
El 30 de abril pasado Italia Estévez, la viuda de mi padre, cumplió 93 años.
La víspera de ese día nos reunimos en casa de mi hermana Rosario para festejar ese acontecimiento junto a sus otros hijos: July, Jochy y Ángela; la nieta Sofía; Yolanda y Farah Cabrera, hermana y sobrina respectivamente y su hijo de corazón, Kensito, quien fue acompañado de su esposa, además de otras personas muy queridas. Solo faltaron mi hermana Eugenilda, que reside en Estados Unidos, y otros parientes cercanos que se encontraban fuera del país.
Hacemos esta reunión familiar cada año y nos sentimos muy bien porque la disfrutamos.
Yo siento un especial cariño por Italia, porque es una mujer amorosa y noble; recuerdo que cuando Lin murió me dijo que la tenía a ella y realmente ha sido así.
En los acontecimientos más importantes de mi vida me acompaña.
Da gusto hablar con esta mujer, porque conserva todas sus facultades; posee porte y elegancia y está dotada de un carácter muy dulce.
Le gusta vestir bien y de eso se encargan, en parte, su hermana Yolanda, que es modista y diseñadora, y la hija de ésta, Farah Cabrera, que no necesita presentación. Como es amiga de las flores, para su día generalmente le llevó algún ramito. Ella, a su vez, me regala detalles con mariposas.
Aunque es oriunda de Santiago, por ser la esposa de mi padre hizo residencia en La Vega, donde posee una gran cantidad de amigos. La prueba es que cuando subo su foto a las redes recibe más comentarios y “me gusta” que muchas otras imágenes.
Hay personas que tienen un carisma especial para granjearse el cariño, el respeto y la admiración. Italia es una de ellas y me causa una gran satisfacción que sea tan cercana a mí.
Yo quiero aprovechar su pasado aniversario y que estamos en el umbral del Día de las Madres para reiterarle hoy mi cariño y el deseo de que Dios la conserve por muchos más para que siga cosechando frutos de amor y de valores, que son las semillas que ella siembra.
Que su ejemplo sea la antorcha que ilumine los senderos de todos nosotros y sigamos celebrando con ella.
