Continúo con mi participación en un curso sobre la técnica de escribir cuentos que nos dictó el señor José Luis Basulto, entonces embajador de México en el país.
El nos pidió que lleváramos algún texto que hubiéramos escrito y que quisiéramos que él nos lo comentara.
Ni corta ni perezosa llevé mi cuento Las mariposas y le hizo un sinnúmero de observaciones, de sugerencias de modificaciones; me entristecí mucho y lo puse a dormir por dos o tres años. Con esa acción demostré inmadurez como escritora, pues aún los autores consagrados deben atender múltiples sugerencias sobre las obras que escriben.
Más adelante, la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Provincial lanzó el Primer Concurso sobre Historia y Desarrollo de las Provincias que estaba dividido por zonas geográficas; mi trabajo La Vega en una panorámica retrospectiva y actual obtuvo el segundo lugar por la región Cibao Central.
El hecho de haber ganado ya en cuatro oportunidades hizo que reviviera otra vez en mí el gustito por los concursos y fue así como desempolvé a Las mariposas y le hice una verdadera obra de reingeniería, acogiendo todas las sugerencias que me hiciera Basulto, y otras que surgieron en el proceso.
Ese texto, otros que tenía ya elaborados, además de algunos que inventé para la ocasión, con el nombre de Las mariposas y otros relatos infantiles los envié al concurso Por nuestro país primero, que convoca la Sociedad Cultural Renovación de Puerto Plata. Me creé muchas expectativas, aunque solo obtuve una mención de honor.
Entonces quise publicar separado el cuento Las mariposas, en ocasión del próximo aniversario de la muerte de las Mirabal; toqué puertas para obtener apoyo económico pero fue en vano, hasta que la maestra Clara Benedicto, entonces Vicerrectora de Investigación y Postgrado de la UASD, se animó a que esa institución patrocinara dicha publicación, la primera que realicé en el área infantil.
Convencida de que si ganas, los concursos constituyen una de las maneras más idóneas de ver publicada tu obra, me animé nuevamente a participar en el concurso Por nuestro país primero con el texto Juegos, recuerdos y tradiciones. Esa obra obtuvo el premio Delia Quesada de Literatura Infantil lo mismo que Versos de mi país, dos años después. El resultado fue dos libros más publicados.