ROSA FRANCIA ESQUEA
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El mundo cristiano celebra hoy la festividad más grande y gloriosa: la Resurrección de  Jesús.

Después de permanecer tres días en el sepulcro, dos diría yo, Él se levantó y demostró así que tenía el poder para dominar la muerte.

“Si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe” –dice San Pablo. Desde luego, si hizo el milagro de devolver la vida a Lázaro y a otras personas más ya eso era un indicio de lo que sucedería consigo mismo.

Sin embargo, en ese entonces, muchos no le creyeron y por eso fue condenado a padecer y morir.

Hoy día, tampoco confiamos plenamente en Él. No tenemos la fe ni siquiera del tamaño de un grano de  mostaza.

Sin embargo, estamos llamados a renovarnos espiritualmente, a liberarnos de las ataduras que matan el alma y a resucitar a una nueva vida.

Es tan necesario que se opere el milagro de la resurrección porque solamente así podremos transformar nuestros corazones  y contribuir entonces a transformar la sociedad en la que vivimos.

Mis queridos(as) amigos(as) ¡Qué el Señor de la Vida inunde de gozo sus corazones! ¡Felices Pascuas de Resurección!