El pasado lunes estaba escuchando el programa interactivo “Discípulos hoy”, que se transmite por la emisora de la iglesia católica Vida.

A raíz de las festividades patrias, el tema versó acerca de las cosas que nos gustaría que fueran erradicadas, las que dejaríamos igual y las que haríamos nuevas en República Dominicana.

Aunque se me pareció un poco a aquello de “corregir lo que está mal, dejar lo que está bien y hacer lo que nunca se hizo”, lema de campaña del actual presidente Danilo Medina, la verdad es que el espacio resultó interesante. Por eso lo he tomado como referencia para hacer mis “Brisas”.

¿Qué me gustaría cambiar en nuestro país?: primero la corrupción, que ha permeado todas las esferas nacionales. Aquí entran los que son nombrados en la administración pública por compromisos políticos y cobran sin trabajar; los que se aprovechan de los cargos y de sus posiciones para ejercer tráfico de influencias, no pagar impuestos, impedir la aplicación de justicia y apadrinar la impunidad.

Algo muy unido con lo anterior es la cultura de las dádivas, con la cual se compran votos, se soborna a los poderes del Estado y se corrompe a los más pobres.

También la intolerancia; el irrespeto por las ideas ajenas, sea por razones políticas, religiosas o culturales. Queremos que todos pensemos y actuemos como nosotros. La depredación del medio ambiente es otra de las cosas que eliminaría; pobres, ricos, nacionales, extranjeros, ciudadanos comunes, autoridades, organismos y empresas internacionales, todos, de una forma u otra, estamos contribuyendo de diversas maneras a dañar nuestro hábitat. Trataría de cambiar indiferencia por nuestra historia, por los valores, costumbres y tradiciones. Sobre todo en los jóvenes que están muy influidos por otras culturas y desde los hogares y las escuelas poco se hace para preservar la identidad.

El conformismo es otro de los males que aqueja, sobre todo a los más pobres.