Desde que inició el mes, el ambiente se tornó “de madres”, porque en nuestro país la celebramos este 27 de mayo.
Es una hermosa fecha para honrar a todas las que sienten ese don de madre en su corazón, aun las que no han parido.
Ese día festejamos a la mujer que nos dio la vida, pero también incluimos a las tías, abuelas, madrinas, madrastras, profesoras, amigas, comadres… porque en ellas vemos figuras maternas.
Asimismo, rendimos tributo a las religiosas o monjas, porque ellas también dan acogida de madres a las personas a las cuales sirven. Incluso a muchas de ellas les llamamos y las hemos llamado madres: como a la madre Teresa, a la madre Angélica.
Hay personas a quienes por la forma en que se han entregado a los demás, aun sin ser religiosas, les decimos mamá: mamá Vicenta (la de Rehabilitación), mamá Ninón (de los reclusos), “Mamá Tingó” (la líder y mártir) y no se olvide que hasta políticamente llamamos “mamá” ¿O acaso se olvida de eslogan “Llegó mamá”?
Hay mujeres que no han procreado pero han asumido el rol de madre a través del arte, la literatura, los servicios…
Y sin personas físicas, llamamos madre a la patria, a la tierra, a la naturaleza a la iglesia.
En fin, que sea cual sea la forma en que usted se sienta madre, el próximo 27 es un día para celebrar y hay diversas formas de hacerlo: la más fácil es haciendo algún presente, pero también reflexionando acerca de nuestro rol como madre y como hijo.
De modo que aproveche esta festividad para reiterar el compromiso que tiene con su nación y con la sociedad para dejar una prole que garantice que vamos a tener una mejor nación para todos, donde reine el amor, la convivencia, el respeto y otros valores. Y, repito, no tienen que ser hijos biológicos, sino todo aquello en lo que usted ha puesto su espíritu y vocación de madre.
Vamos a alegrarnos en el Día de las Madres, oremos por ellas, las que viven, las que han partido para siempre, las que de alguna manera han desaparecido de nuestras vidas y por aquellas que las han sustituido.