Estamos a muy pocos días de  la Navidad, conmemoración que nos recuerda la primera llegada de Jesús al mundo. Este año, posiblemente   debido a la crisis que a muchos niveles nos afecta, pareciera que el ambiente  se ha tornado menos  festivo que en otras ocasiones.

Sin embargo, es necesario mantener la fe, el optimismo y la esperanza. Porque para eso nació Jesús, para traernos la alegría de ser criaturas nuevas.

En estos días es necesario sumirnos en la reflexión  y ver cuáles son las posibilidades que tenemos de aportar para contribuir a que nos apartemos del consumismo; pensar más en nuestros semejantes que están en condiciones de mayor vulnerabilidad, pero más que pensar, ayudarlos.

Que el compartir sea un compromiso que asumimos en esta temporada, pero que va a ser nuestro compañero por toda la vida. Qué ese sea el mejor regalo que obsequiemos.

Exhortamos a los padres a estar vigilantes con los fuegos artificiales para que no haya accidentes por su inadecuado manejo.  También pedimos que -¡por favor!- no se disparen armas de fuego para celebrar porque provocan muchas  muertes a personas inocentes. En realidad, no quisiéramos que haya disparos por cualquier otro motivo. Tampoco queremos que haya luto provocado por accidentes de tránsito, de modo que apelamos a la responsabilidad de los conductores a quienes invitamos a ser prudentes respetando las reglas de tránsito y a no manejar en estado de embriaguez.

Nuestro deseo es que haya respeto por la vida  en cualquier circunstancia. Y sobre todo, que inundemos nuestro espíritu con la alegría de la Navidad, de esa auténtica alegría que nos da el Señor.

Feliz Navidad, amigos lectores. ¡Que la paz reine en todos ustedes y en sus hogares!