En esta fecha en que celebramos en nuestro país el Día de los Padres quiero enviarles mis bendiciones a todos aquellos que han asumido ese rol, aun no hayan concebido a aquellos a quienes les han brindando amor.

Me parece oportuno traer a colación algunas reflexiones acerca de la paternidad.  Sin lugar a dudas, a través de los años la figura paterna ha ido cambiando, aun que eso no signifique que haya ocurrido otro tanto con los lazos de amor que unen al padre con sus hijos.

Y han cambiado en doble vía: por un lado vemos que muchos papás se ocupan de detalles que antes ignoraban. Por ejemplo, ahora da el biberón, cambia pañales, lleva al niño al pediatra, ayuda con la tarea de la escuela y realiza otras tareas en el hogar, sobre todo si la madre trabaja. Esa actitud ha servido para estrechar más la confianza entre los hijos y su papá.   Pero también hay otros casos de padres que adoptan conductas, también inspiradas por el amor, pero un amor mal entendido, que van en detrimento de la educación de los niños.

Tenemos padres que son muy permisivos con los niños, bajo el argumento de que “éstos no pasen el mismo trabajo que yo pasé”. También los hay que, bajo el argumento de que trabajan mucho y están cansados, les dedican poco tiempo. Hay que equilibrar la manera de criar y mimar a los niños, pero debemos estar alerta, sobre todo en estos tiempos de avances tecnológicos en que ellos están expuestos a peligros variados que llegan a través del internet, la televisión por cable, los celulares y otros medios electrónicos.

También están las drogas, las bandas, y otros tipos de delincuencia en los que muchos se involucran y los padres ni siquiera se dan cuenta.

De manera que muchas felicidades en este día, pero exhortamos a todos los padres a brindar amor, cuidado, protección y a estar vigilantes para tener los mejores hijos.