Muchas veces en nuestra vida ocurren verdaderos milagros, pero no siempre tenemos la valentía de dar testimonio de ellos, ni  de manera  verbal, ni mucho menos por escrito.

Por eso me sorprendí muy gratamente cuando me enteré que la querida amiga y hermana espiritual Cándida Hernández Santana había escrito un libro que recoge las maravillosas vivencias de ella y su familia cuando un hermano suyo sufrió un grave accidente automovilístico y gracias a la intervención divina y al poder de la oración comunitaria,  logró   recuperarse.

“Testimonios de vida y amor” el es título de esta publicación que hace una cronología de los acontecimientos previos y posteriores al accidente, así como todos los sucesos que convergieron para que hoy su familia se haya constituido en  un centro de alabanza al Señor.

A Cándida la conocí y la admiré por el trabajo apostólico que hizo en la parroquia San Simón Apóstol, sobre todo  con los niños, a quienes catequizaba.

Desde  luego, ella era uno de los pilares de la comunidad, solo que cambió de domicilio y su trabajo ahora está dirigido a otra zona, pero es igual de valioso.

Aunque el accidente de su hermano fue en septiembre del 2006 y el libro fue publicado posteriormente, no había  tenido la oportunidad de leerlo hasta hace unos días que la autora me obsequió uno de la segunda edición.

Sé que Cándida tiene otro libro: “El poder de la alabanza” y aunque no lo le leído, estoy segura que es muy valioso y que igual que el primero, está ayudando al fortalecimiento de la fe de muchas personas.