Brisas
CONSECUENCAS DE LA DESCONFIANZA

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Rosa Francia Esquea
rosafranciaesquea@gmail.com
Desde hace ya varios años existe  en los dominicanos  una tendencia a desconfiar de los demás, fruto de  los actos delincuenciales que se originan en los hogares, cuando, por ejemplo, permitimos la entrada a personas extrañas que quizás nos piden un vaso de agua o nos dicen que son promotoras de  productos,  o hasta quizás andan con alguna Biblia y se identifican como de alguna religión.

También, aunque no sea para robar o atracar, hay gente que se las ingenia para pedir para supuestas causas sociales y en realidad lo que se trata es de vivos que se aprovechan de la buena fe de los demás.

Lo preocupante es que, producto de esa desconfianza, quizás dejamos pasar por alto la oportunidad de hacer el bien o de colaborar con alguna causa justa.

Yo he vivido en carne  propia esa  situación  y sé el desaliento que produce cuando la desconfianza pesa más que la actitud de servir.

Ahora, una amiga profesora, catedrática de Farmacia, me dice que está contratada por la OPS (Oficina Panamericana de la Salud) para hacer un  estudio acerca del uso de los antibióticos en los hogares, pero que al equipo que está trabajando con ella se le ha hecho imposible tener acceso a personas de clase social alta precisamente porque tienen desconfianza y no les abren las puertas de sus casas para la aplicación de la encuesta.

La preocupación de mi amiga es que por esa actitud de la gente, el resultado final del estudio no arrojará la  realidad, pues falta  información clave.

Y ahora, mi pregunta es: ¿no estarán también las encuestas políticas adoleciendo de ese mismo mal?

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