ROSA FRANCIA ESQUEA
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El país tiene ante sí un enorme reto, porque  enfrenta uno de los momentos más críticos, luego de las devastaciones causadas por la tormenta Noel.

Mencionar que son invaluables las pérdidas materiales y humanas es llover sobre mojado. Sin embargo, no huelga reiterar que tenemos un compromiso con la solidaridad.

Son millares de personas las que necesitan de nuestro desprendimiento para poder mitigar en algo la situación de carencia en que se encuentran. Requieren de todo: desde una palabra de aliento hasta su reubicación en lugares seguros,  la reconstrucción de sus viviendas y la reposición de sus enseres.

Desde agua para beber hasta ataúdes para enterrar sus muertos, si es que ya los han rescatado.

Desde alimentos hasta servicios de salud de emergencia para evitar que las epidemias hagan  más estragos todavía.

Desde el auxilio  para compensar las pérdidas de las cosechas hasta la asistencia de la mano amiga para volver a sembrar.

Pero también se requiere la puesta en marcha de un programa colectivo de asistencia psicológica, porque todo el pueblo dominicano está y continuará sufriendo por largo tiempo las    consecuencias  de toda índole que ha dejado  ese fenómeno atmosférico.

El país reclama su reconstrucción, porque nuevamente hay que reconstruir sobre ruinas, sobre lodo, sobre lágrimas y dolor.

Y junto con los puentes de los ríos destruidos,  hay que construir el más importante: el puente de la solidaridad que es el nos unirá  más en estos momentos difíciles.