Brisas
Duarte: 200 años después

<P><STRONG>Brisas</STRONG><BR>Duarte: 200 años después</P>

El pasado sábado hizo 200 años que vio la luz del mundo un ser humano que estaba predestinado a darnos la libertad y a convertirse en el paradigma de los dominicanos.

Juan Pablo Duarte, hijo de Juan José Duarte y de Manuela Díez, nació el 26 de enero de 1813 y fue bautizado en la iglesia Santa Bárbara, que está a pocos metros de su casa, localizada en la Isabel la Católica de la Ciudad Colonial hoy convertida en museo y en lugar histórico.

Salvo raras excepciones, los dominicanos  reconocemos que el Padre de la Patria fue un ser humano de corazón puro, que en todo momento estuvo dispuesto a poner su vida, sus bienes y sus ideales  a favor de la  causa en la que él creyó,  que fue la independizar  de Haití la parte Oeste de la Isla.

Pero eso le costó la incomprensión, la acusación de traidor a la Patria y, finalmente, el destierro, en el que murió.

En estos momentos que nuestro país atraviesa por una profunda crisis de valores y que estamos carentes de líderes auténticos ¡cuánta falta hace retomar el pensamiento y el compromiso de Duarte!

Por eso saludamos  los programas  que están llevando a cabo muchas instituciones públicas y privadas, así como organizaciones no gubernamentales  a fin de rescatar su imagen en este año del bicentenario de su nacimiento, entre las que se encuentra el proyecto “El país que Duarte soñó”  que impulsa el periódico HOY y que tiene como propósito difundir el legado ético y moral del Patricio.

Eso, tal y como reza una de las motivaciones,  es fruto de la “necesidad inminente en estos tiempos y a la vez que hacemos un aporte histórico-cultural a nuestros lectores y a toda la sociedad basado en los valores del ideario forjador de nuestra nacionalidad, en ocasión del bicentenario de su nacimiento”.

En ese tenor, este diario desarrollará una serie de actividades que incluyen  una serie  de publicaciones acerca de la vigencia de la ética y de los valores duartianos en la sociedad dominicana del siglo XXI, complementado con actividades interactivas en colegios y escuelas de Santo Domingo.

¡Bienvenidas sean ésas y otras iniciativas similares!

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