Brisas
El espíritu de la palabra: hermoso

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Acabo de leer el libro “El espíritu de la palabra”, de Arsenio Díaz,  que  el año pasado   obtuvo el Premio Único a Nivel Nacional de Ensayo Rufino Martínez, del concurso literario Por Nuestro País Primero, que organiza la Sociedad Cultural Renovación, de Puerto Plata.

Es  una obra muy hermosa, refrescante, cargada de mensajes y de filosofía que, aunque tú no lo quieras, te ponen a reflexionar acerca de los tópicos que aborda.

Algo que me pareció muy importante es su excelente redacción. A pesar de que Arsenio es un consagrado escritor, que ha sido galardonado en múltiples oportunidades, ésta es la primera obra suya que leo, quizás por el hecho de que reside en Puerto Plata, y es allí donde mayormente se produce su accionar en el campo  de la literatura.

El  pasado año entrevisté  para “Tinmarín”  a su hijita Maya, quien también es escritora y ganadora de premios. Y su esposa Carmen  Felipe también lo es. En definitiva, la suya es una familia de escritores.

“El  espíritu de la palabra” es una serie de  textos,  por lo regular breves, en los que se entrelazan la poesía,  la belleza, las creencias del autor y su punto de vista acerca de determinados temas.

 Uno de los  que más me tocó fue “El alma de la casa”. ¡Cuánta sabiduría encierra! Dice en su inicio: “La casa tiene piel, alma y corazón, siente y palpita… ella, un ente vivo, nace desnuda, crece con la vida que le otorga la familia, pero muere cuando es abandonada. Aunque parezca una cruel ironía, las casas tienen cuerpo, pero no todas tienen alma”.

Leyendo ese tema entendí  por qué nos identificamos tanto con  nuestra casa y la extrañamos aun  cuando estemos mucho más confortable en otro lugar.

Podría seguir  mencionando  títulos, pero no es posible en esta columna. Felicito  a Arsenio por ese hermoso libro y confío que en el futuro pueda seguir leyendo otros   más de su autoría.

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