Brisas
El mes de las familias

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Noviembre es el mes de la familia y veo una gran preocupación en diversos sectores acerca de la forma en qué marcha esa célula primaria de nuestra sociedad.

Para el 25 de noviembre, Día Internacional de la no Violencia contra la Mujer, la Iglesia católica tiene programada una marcha para la cual están convocadas todas las familias. Esa actividad es para reflexionar sobre el particular y pedir al Señor que vuelvan a reinar los valores.

Precisamente en esta semana escuché  un programa radial de una iglesia no católica cristiana donde un médico psiquiatra de la misma congregación abordada diferentes ejes relacionados con los embarazos en las niñas y adolescentes e, incluso, citó un estudio sobre el particular hecho por la Fundación Muchachos y Muchachas con Don Bosco.

De acuerdo a esa investigación, son innumerables los casos de menores embarazadas con los consecuentes problemas que esto acarrea, como son la deserción  de los estudios por parte de la niña, la desprotección de sus padres que no la apoyan en esas condiciones, la promiscuidad sexual en que ella cae buscando precisamente la forma de resolver sus problemas,  el abandono de las criaturas, o darla en adopción, y el rechazo de la sociedad, incluyendo el de la iglesia, si es que está en alguna,  entre otros. Claro, que también hay que citar las causas, como son la situación de pobreza y marginalidad en que viven muchas familias, y la consecuente falta de educación y orientación, además de los patrones machistas que nos han trasmitido de generación en  generación.

Eso es solo uno de los problemas que están afectando a las familias dominicanas; incluso, de acuerdo a los estudios hechos pro organismos internacionales nuestro país ocupa el tercer lugar en el mundo y el primero en América en embarazos a temprana edad.

La verdad es que, además de los mencionados,  hay muchos factores que inciden como son los mensajes negativos que transmiten algunos medios de comunicación, el internet, los programas por el telecable, las influencias de  los amigos, y el complejo de culpa por no estar en la modernidad si no imitan lo que otros hacen.

Es una labor titánica la que hay que hacer desde la familia, los organismos, la escuela y otros estamentos para concientizar a los niños y jóvenes acerca de los valores;  de cómo cada cosa tiene su tiempo y que el presente es para el estudio y prepararse para enfrentar los retos.

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