ROSA FRANCIA ESQUEA
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De acuerdo a una resolución de las Naciones Unidas, el próximo viernes, o sea el 21 de septiembre, es el Día Internacional de la Paz.

La fecha fue establecida para mover a la reflexión y crear conciencia acerca del significado de la paz; o mejor aún: para que se haga un alto a la violencia cualquiera que sea su manifestación, porque, está claramente definido que no sólo hay paz cuando hay ausencia de guerra.

En efecto, la paz es un valor universal que debe iniciar en la familia; ¡Cuántas situaciones negativas enfrentamos cuando no disfrutamos de  armonía en el seno del hogar!

Esa situación origina muchos conflictos; problemas entre padres e hijos; entre los cónyuges y, finalmente, la dispersión de la familia con la secuela de consecuencias negativas que eso implica.

Quizás, como consecuencia de lo anterior, somos intolerantes con los vecinos más cercanos, lo que genera la desunión entre personas en las que debe primar una relación fraterna.

Pero,  a medida que se va ensanchando el espacio, somos más conflictivos y eso se manifiesta en los ambientes en que nos movemos, como la escuela, la iglesia, los lugares de trabajo, los sitios públicos, la calle… y, desde luego, esa actitud se extiende hacia la política, las religiones, las relaciones internacionales y todo aquello que tienda a parecer diferente a nuestros principios y creencias.

De ahí se derivan las relaciones de explotación en los ambientes laborales;  de los gobiernos; de las naciones poderosas hacia las más débiles y un largo etcétera que es lo que tiene hoy  al mundo en completo desequilibrio al borde de una catástrofe de consecuencias insospechadas.

Esperamos que el próximo Día Mundial de la Paz sea algo más que mensajes cargados de buenas intenciones.