En estos días cuando se aproximan las Navidades es muy común que a los periodistas les lleguen presentes de las empresas, instituciones y amigos con los cuales tienen más contacto.
Esos detalles los veo bien, lo mismo que los que envían para fiestas como el Día del Periodista, el de la Amistad y hasta con motivo del Día Internacional de la Mujer a las de sexo femenino.
Sin embargo, hay otros regalitos que, sinceramente, prefiero que no me envíen; son los que acompañan las notas de prensa de algunas campañas, de nuevos productos o algunas actividades que, sobre todo las agencias de relaciones públicas, quieren que sean publicadas.
Y es que, inmediatamente llega el regalo, te están llamando, repetidas veces, para preguntarte cuándo va a salir la nota y eso no deja de ser un elemento de presión.
Muchas veces la prioridad del periódico o del medio de comunicación es otra.
Particularmente, para mí, que soy la editora de Tinmarín, todas las informaciones relacionadas con los niños son importantes. A veces llegan muchas y no pueden salir todas al mismo tiempo porque la revista consta de varias secciones. También hay compromisos institucionales a los que, obligatoriamente, se les tiene que dar prioridad.
De modo que, ojalá solamente me envíen la nota, sin los regalitos, aunque me llamen para preguntarme cuándo va a salir.