Brisas
Falta ética en  la fabricación  muebles

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La semana pasada  me refería a la ética cuando abordaba el tema  de la manipulación genética.

Pero hoy quiero  referirme a la ética profesional u ocupacional porque observamos que este valor está ausente en muchas actividades de la vida diaria, sobre todo en la fabricación de muebles.

Recientemente mi vecindario lloró con amargura la muerte de un bebé de tres meses, ocurrida porque la cuna donde dormía se desfondó y él sufrió severos traumas en el cráneo cuando rodó. Cuando a la casa llegaron las autoridades forenses nos mostraron lo fina que era la tabla que servía de plataforma para el colchón, incluso se partió,   y no resistía el tornillo que tenía.  Los padres, una pareja joven, no se percataron de esto porque la cuna aparentaba ser de buena calidad.  ¡Sabrá Dios lo costosa que era!  Si eso ocurre en Estados Unidos, aunque no se recuperaba la vida del niño ese caso era plausible de una demanda. Aquí no tenemos un control de calidad.

Fíjense cómo por la falta de ética se pone en peligro la indefensa vida de un bebé  y ¿cuántos efectos más no se construirán de esa manera?

Basta pasar por muchos  talleres de ebanistería para ver qué tipo de madera  les ponen a los muebles en las partes que no son visibles. Incluso algunas son de esa madera fofa que traen algunos electrodomésticos y otros productos a manera de protección. Algo similar ocurre con los esprines que son muy finos  tienen muy poca resistencia. Claro, por fuera el mueble está muy bonito  y usted se enamora de él y lo compra, pero a los pocos meses está desfondado o coge polillas.

Yo pido a los fabricantes de cuna que ¡por caridad! no arriesguen la vida de los niños; y a los padres que chequeen  y prueben bien la cuna para que una tragedia así no se repita.

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