Este martes se cumplió el 47º aniversario de la Revolución de Abril que inició el 24 de abril del año 1965 para  reponer el gobierno del profesor Juan Bosch, destituido por un  golpe de Estado.

Aunque ha sido calificada de “gloriosa” (por sus objetivos) no dejó de ser una guerra fratricida que tuvo dividida a la familia dominicana.

Esa lucha armada trajo como consecuencia que a los cuatro días de iniciarse desembarcaran millares de soldados estadounidense y de otras naciones del continente, que bajo el nombre de Fuerza Interamericana de Paz ocuparon por segunda vez nuestro país.

Fue así que lo comenzó como una lucha para retornar a  la constitucionalidad se convirtió en una revolución para restaurar la soberanía.

Precisamente ahora que estamos en la antesala de unas elecciones nacionales, es bueno que recordemos ambos acontecimientos, porque no se pueden olvidar los miles de muertos que nos costaron los acontecimientos dolorosos que conmemoramos en esta semana.

Hace falta que nos revistamos de patriotismo y de tolerancia para no permitir jamás que un gobierno elegido democráticamente por el pueblo sea destituido, porque las consecuencias podrían ser funestas.

También es necesario que nos armemos de coraje y no permitamos jamás que bajo ningún pretexto se lesione nuestra soberanía.

Y es que nos ha costado muchos  años superar el retroceso que en todos los órdenes nos dejó el derrocamiento del gobierno de Juan Bosch y la ocupación estadounidense.

Exhortamos a todos a meditar acerca del tema de esta columna y a proponernos, todos,  poner nuestro grano de arena para que este sea un país de paz, respetuoso de su Constitución.