Parece ser que hay reales intentos de revivir el trujillismo en nuestro país. Lo  más reciente llegó a mi correo, pero éste lo envió a la bandeja de  “spam”.  Se trata de la página  web de la Fundación  Rafael Leónidas Trujillo Molina, de reciente creación.

Por lo que pude apreciar, detrás de esa página está la mano de Angelita  Trujillo, pues una  gran parte gira alrededor de su libro y no quisiera comentar dicho correo para no hacerle promoción, pero me preocupa que  tenga sus adeptos.

Desde luego, estoy consciente de que para la gente que tiene claro lo que representó la Era de Trujillo en términos de atropellos y de violaciones a los más elementales derechos humanos,  esa página y la fundación que la sustenta no alterará en nada sus convicciones. Sí puede provocar ira, porque se trata de poner a Trujillo como el estadista que sólo trajo beneficios al país.

“El trujillismo estará siempre vigente mientras que los que denuncian su práctica no sean capaces de superar el conjunto de logros que Trujillo legó al país” –expresa una coletilla, salida del  libro de  Angelita, “Trujillo en mis memorias”,  y que se inserta en la página como un lema.

 Justifica la fundación bajo el argumento de que tiene como misión  “llevar a cabo el  decoroso proceso de  complementar los anales del siglo pasado con la justa restauración de los 30 años mutilados  a nuestra historia patria correspondiente al periodo conocido como la “Era de Trujillo”.

Soy de las que cree que el libro de Angelita debe leerse y que la circulación del mismo debe ser libre, del mismo modo que se puede acceder a su página web. Pero creo fundamental  que, a través de la familia, la escuela, los testimonios de los familiares y víctimas sobrevivientes,   haya una real concienciación acerca de lo que significó ese período para el país, de manera que cualquier intento de revivirlo sea aplastado.