Ayer celebramos el Día de la Amistad, sentimiento al cual le doy la misma dimensión que al amor.

Es maravilloso saber que contamos con amigos y amigas  que sonríen  con nuestra alegría, comparten los momentos de tristeza y manifiestan su solidaridad en todo momento.

A veces tenemos amistades en las que confiamos más, incluso, que en familiares cercanos, porque nos han dado pruebas fehacientes de que podemos hacerlo.

Hay amigos y amigas que estando lejos sentimos su presencia, su cercanía, aún cuando haga mucho tiempo que no nos comuniquemos con ellos.

¡Qué reconfortante es saber que cuentas con esas personas y que en los momentos en que las requieras ahí están!

No toda la gente con que nos relacionamos es nuestra amiga; sin embargo, ojalá podamos tener ese don de cultivar  amistades en los ámbitos en que  nos desenvolvemos.

También, yo diría, que así como ocurre con el amor,  hay  amistades a primera vista. Se trata de casos excepcionales de que ves  a una persona  por primera a vez y sientes que puedes cultivar ese sentimiento con ella, o que se conocen de toda la vida.

De igual manera, sucede que hay otras con las cuales no sientes de igual manera aunque esa persona ponga interés en ser tu amigo o amiga.

Debemos dar gracias a Dios por los amigos y amigas que tenemos porque son un regalo que él nos ha dado.

Y aunque fue el día de ayer, pero como estas brisas se publican hoy, aprovecho para saludar y enviar un mensaje de cariño a todas mis amistades. ¡Qué Papá Dios siempre las bendiga!