La Iglesia católica está impulsando el Tercer Plan Nacional de Pastoral y la Gran Misión Continental. El primero se inició en el 2006 y el segundo, a partir de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, encuentro celebrado en Aparecida, Brasil, en mayo del 2007.
Ahora todo se ha unificado y en este año el trabajo pastoral gira en torno al lema En familia y fraternidad cambiemos la sociedad.
Efectivamente, nuestra institución católica está empeñada en el rescate de la familia, convencida de que si queremos una transformación tenemos que empezar por esta célula primaria.
En enero el valor del mes es la fe y tiene como lema La familia de Nazaret, modelo de fe. Y así, mes por mes, se trabajan diferentes valores que tienen que ver con la responsabilidad, la economía, la religiosidad popular y otros.
Realmente, necesitamos retomar la familia, revalorizarla y trabajar con ella para lograr los cambios que nuestro país necesita.
Es una tarea urgente, porque muchos de los males que hoy nos agobian tienen su origen en la desintegración de los hogares.
Son numerosas las causas, como el poco tiempo que se le dedica a los hijos y a la pareja porque marido y mujer trabajan; la excesiva libertad de que disfrutan los hijos en cuanto al uso de los equipos electrónicos, como computadoras, televisión por cable, celulares y juegos en los que predominan muchos elementos inadecuados para su edad.
Otra causa es la inmadurez de los padres por la gran cantidad de ellos que todavía son adolescentes. También influye la violencia doméstica que afecta, sobre todo, a las madres y a los niños.
Creo que hace falta un trabajo común si es que queremos, en familia y fraternidad, cambiar la sociedad, como reza el lema pastoral.