ROSA FRANCIA ESQUEA
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Quizás pocas personas han hecho una vida universitaria tan intensa como la hizo el profesor Rafael Castro Casimiro.
Era catedrático del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pero también dirigió la Biblioteca Central de la institución académica por un largo período.
Sostuvo una lucha incansable para impulsar la creación de la carrera de Bibliotecología, porque era un enamorado de los libros e, incluso, a pesar de estar ya jubilado, año tras año estaba muy activo en la comisión para los trabajos de participación de la UASD en la Feria del Libro.
Igualmente, desarrolló una titánica labor a favor mantener los vínculos de la academia con sus egresados. Cuando en el 1992 se realizó el Primer Encuentro de Egresados él fue de los miembros de la comisión, formada para esos fines, que con más ahínco trabajó y continuó promoviendo encuentros anuales con los de las carreras pedagógicas.
Uno de sus orgullos mayores era ser el padre de Tomás Castro Burdiez, ese conocido y prolífero escritor nuestro. Pero no dejaba de mostrar su satisfacción por el talento de sus otros dos hijos: Alejandro y Rosita, esta última fruto de unión con María Rosa Guerreiro.
Me sentí muy halagada por la presencia suya y la su esposa en la puesta en circulación de Las mariposas, por tratarse de dos personas muy queridas para mí. Igualmente estuvo en el acto de presentación de los libros de la UASD en la pasada Feria Internacional del Libro.
Desconocía que su salud estuviera muy resentida por eso me impactó la noticia de su fallecimiento hace hoy nueve días. La UASD, no hay dudas, ha perdido a uno de sus hijos más consagrados. ¡Qué descanse en paz! Mis condolencias a María Rosa, Tomás, Alejandro y Rosita.