BRISAS 
Navidad… ¿dónde estás?

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Los cristianos iniciamos el pasado fin de semana el Adviento,  tiempo que nos prepara para la Navidad. Ya mi parroquia, San Simón Apóstol,  hizo el tradicional retiro y se llevó a cabo la celebración penitenciaria  o confesiones.

Eso está muy bien,  porque hay que darle un sentido trascendente a estas fiestas, en las que conmemoramos el nacimiento de Jesús, el salvador del mundo,  y nada mejor que prepararnos espiritualmente.

Creo que eso ayuda a exteriorizar  la alegría que debe reinar  en la gente durante esta época, porque la verdad es que las celebraciones de este año están un poco frías.

En años anteriores, para esta época  ya la mayoría de las calles y casas estaban ornamentadas. Hoy sólo se observan muy pocas.  Parece ser que la  precaria situación económica por la que atraviesan muchas familias  y la ya ley de reforma fiscal que se nos aplicará a partir de enero, nos han  robado un poco el entusiasmo.

Está muy bien que no nos dejemos dejar dominar por el consumismo, pero eso no quiere decir  que dejemos que nos roben el espíritu de la Navidad. Podemos  ser creativos y ornamentar  nuestras calles y casas con materiales reciclables.

¡Cuántas cosas se pueden hacer con botellas, vasos plásticos, papel periódico,  cartón, foam, tapitas, funditas plásticas y otras cosas que cotidianamente van a parar al zafacón!

Los que tienen internet instalado pueden recurrir a ese recurso para buscar muchas ideas acerca de cómo trabajar esos materiales y hacer lindos adornos. Además, de que hay programas de televisión, clubes y otros medios que te enseñan a prepararlos.

Realmente, como dije al principio, los adornos  exteriores no son lo más importante, sino la espiritualidad que le impregnemos a esta  temporada, que debe traducirse en paz espiritual y en manifestaciones de solidaridad hacia los demás.

Pero no dejo de  reconocer que las tradiciones son importantes y que los adornos,  las luces y las celebraciones nos ayudan psíquicamente y nos envuelven en la magia de la temporada.

No dejemos que nadie ni nada nos robe el ambiente de la Navidad.

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