Conmemoramos un año más del nacimiento de Jesús y la ocasión es propicia para desear mucha paz a todos los dominicanos.

Hemos tenido unas vísperas de fiestas medio frías, porque el ambiente apenas se ha dejado sentir, pero esperamos que ya entrada de lleno la Navidad  nos hayamos  animado y sentido que el amor del Salvador del Mundo habita en nuestro corazón.

Qué  haya renacido la esperanza y que los buenos propósitos sean el equipaje  que nos acompañe no solo a lo largo de estos días, sino siempre.

Nos aproximamos al año 2013 y queremos esperarlo lleno de propósitos positivos; que cada quien aporte para mejorarse a sí mismo y para mejorar la sociedad, que tanta falta hace.

Este año ha estado muy convulsionado social y políticamente; todavía no nos hemos recuperado del proceso electoral y de la delicada situación económica en que ha quedado el país.

Hemos tenido mucha violencia intrafamiliar que no ha tocado de cerca; también se han producido otras muertes violentas fruto de la criminalidad y de la falta de controles por parte de los que están llamados a aplicar y a contribuir con la justicia.

Asimismo, hemos sido testigos de cómo la mala situación económica ha conspirado contra los hogares, lo cual se ha reflejado en un deterioro de la calidad de vida, de la educación, la salud y el bienestar general.

Estamos en la antesala de una situación no muy grata a causa de los ajustes que se han de producir, lo que encarecerá aun más la vida de los dominicanos, pero no nos dejemos arropar por eso, sino que pongamos a prueba nuestra creatividad y estoy segura de que seremos capaces de sobrevivir a los impactos que nos esperan.

Y con la esperanza puesta en Dios confiemos en que el  2013 va a ser mejor. Qué cuando pasemos balance en el próximo diciembre podamos decir satisfechos: “Hemos ganado la batalla al desaliento. Con el aporte de todos, este año ha sido muy bueno”. Qué así sea.