Brisas
¿Quién quiere un panal de abejas?

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Si hay un insecto por el que siento gran admiración es por la abeja. Incluso,  tengo dos escritos  literarios para niños  dedicados a ellas.

El primero es un relato que se llama “El pacto” e inicia de esta manera: “No destruya mi hogar –dijo la  abeja a la niña. Soy de mucha utilidad: te proporciono la miel que tanto te gusta,  la que pone dulzura a tu pan de cada día.  No te imaginas los beneficios que proporcionan a la humanidad los productos que  provienen de mí, como la cera y el polen, además de la miel.

Quizás no lo creas, pero los hombres y las mujeres  nos  han tomado como modelo de laboriosidad y de organización, por la forma cómo trabajamos y vivimos”.

Y termina: “Hagamos un pacto: tú me dejas trabajar en paz, no destruyendo mi hogar, y yo seguiré haciendo los panales de rica miel para ti y los tuyos; además, te brindaré  todos los beneficios que te he mencionado anteriormente,  para siempre.

“¡Trato hecho!  –dijo la niña. Desde aquel día ella y la abeja son  grandes amigas”.

¡También  tengo una poesía llamada las abejas Cuyas dos últimas estrofas dicen: “Las abejas son ejemplos/ de gran laboriosidad/, y sus colmenas son centros/ donde impera la hermandad. ¡Cuán útil son las abejas!/ ellas, andando por doquier. /nos regalan, ya la cera,/  y también la rica miel”.

Y  esas cosas que digo, las siento. Pero la verdad es que no tengo condiciones para tenerlas en casa y resulta que se me han instalado en una mata de guanábana que da justo a mi habitación.  Allí tienen  un hermoso panal. Si abro la ventana entran al cuarto. Creo que ya han empezado a producir miel.

¡Por favor!, quiero encontrar a una persona interesada en llevárselas sin hacerles daño. Así es que me pueden llamar al 809-597 3180 o comunicarse a través de  mi  correo electrónico.

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